Director: Guillermo del Toro. Guión: Guillermo del Toro
y Peter Briggs. Intérpretes: Ron Perlman, Doug Jones,
Selma Blair, John Hurt, Rupert Evans. PÚBLICO ADECUADO: 2-3 V+DF. GÉNERO: Acción.
Del Toro (Guadalajara, México, 1964) renunció a
dirigir el tercer episodio de las aventuras del mago
Harry Potter para hacer esta adaptación del comic creado
por el californiano Mike Mignola para Dark Horse en
1994. Parece evidente que ha merecido la pena. Del Toro
tiene una confesada debilidad por el terror gótico
(“Cronos”, “Mimic”, “Blade II”), un género en el que se
mueve con soltura. Para ello cuenta con un equipo solvente
que logra que la fotografía, el montaje, la música y
los diversos elementos del diseño de producción realcen
el misterio de mundos subterráneos poblados por extra-ñas
criaturas.
Nacido de las llamas del infierno, y traído al mundo
por el mismísimo Rasputin en medio de un ritual pagano
patrocinado por los nazis, el diablo rojo Hellboy (muy
bien Ron Pearlman) será criado por el Doctor Broom
(John Hurt) en el ultrasecreto Centro de Defensa e Investigaciones
Paranormales. Gamberro y pendenciero, será el
infatigable contendiente de los monstruos que acechan en
los submundos tenebrosos. El singular héroe, que tiene
mucho del John McClane de La Jungla de Cristal, es una
bestia parda, que esconde el habano humeante en presencia
de su padre adoptivo, se afeita a diario los cuernos y
conversa con un chaval de nueve años mientras espía a su
incendiaria novia desde una terraza.
Rodada en Praga con 66 millones de dólares de presupuesto,
la cinta se ve con agrado y bastantes risas. Por
encima de la parafernalia visual, de los decorados y de la
acción trepidante, hay un buen guión, con un vigoroso dibujo
de personajes, con sentido del humor, ternura y romanticismo. Sin inconvenientes. D sin nada que reseñar (Aceprensa / Almudí FC/AS)