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Dirección: Rick Rowley. País: USA. Año: 2013. Duración: 87 min. Género: Documental. Guion: David Riker y Jeremy Scahill. Producción: Anthony Arnove, Brenda Coughlin y Jeremy Scahill. Música: David Harrington. Fotografía: Rick Rowley. Montaje: David Riker y Rick Rowley. Distribuidoras: Betta Pictures y Alfa Pictures. Estreno en USA: 7 Junio 2013. Estreno en España: 18 Octubre 2013.
Reseña:
¿Vale todo?
Auténtico viaje de descubrimiento y decepción del periodista de investigación Jeremy Scahill, que a partir de un ataque de tropas estadounidenses en un lugar remoto en Afganistán se topa con la punta del iceberg de todo un entramado de guerra sucia para combatir el terrorismo, iniciado bajo la presidencia de George W. Bush e intensificado por el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama. De modo que averigua la existencia de la misteriosa JSOC, un comando de operaciones especiales del que nadie sabe nada hasta que pueden apuntarse a bombo y platillo el éxito de la eliminación de Osama Bin Laden.
El valor de este documental dirigido por Rick Rowley, y narrado por su auténtico protagonista, Jeremy Scahill, es su mirada nada naïf que busca exponer la verdad de los hechos sin tapujos. Por supuesto que el avezado reportero sabe de los desafíos a que se enfrentan Estados Unidos y el mundo por la amenaza terrorista, pero eso no impide, al contrario, lo exige, un riguroso código moral de actuación y ciertas garantías legales que brillan por su ausencia. El planteamiento de las autoridades americanas sería el clásico del “todo vale”, “es inevitable que haya víctimas colaterales inocentes”, etcétera, con operaciones encubiertas que buscan eliminar no sólo amenazas, sino potenciales amenazas, como la del hijo adolescente de Anwar Awlaki.
La guerra es algo horrible, constata Guerras sucias (Dirty Wars), y el relato, bien ensamblado, prueba, como se suele decir, que una de sus primeras víctimas es la verdad, junto a cierta degradación moral, que lleva a acostumbrarse a hechos deleznables, invocando razones del “mal menor” o de “prevención”. El documental nos dice que no hay respuestas sencillas, pero también es muy elocuente acerca de la espiral de violencia que se produce cuando se dejan de lado ciertos estándares morales y se pone uno a la altura del mal que dice combatir; el precio es demasiado alto. De más de un testimonio que escuchamos en la cinta se colige que muchos terroristas pueden haberse decidido a serlos después de una acción que demuestra que la superioridad moral de occidente no era tal. Pero es que además uno ha de admitir que se han traicionado los principios que uno decía defender.
La película no sólo aparece cargada de razones, sino que su discurso está bien trabado y no cansa, y se acierta al no adoptarse aires de ser “los más listos de la clase”. Se usan bien ciertas grabaciones en vídeo reveladoras, la música acompaña bien sin imponerse, y hay buenas ideas como el uso del blanco y negro hacia el final de la historia, para hablar de esperanzas tal vez truncadas.(Decine 21 / Almudí JD) LEER MÁS