Contenidos: Imágenes (algunas V), Ideas (pesimismo existencial F)
Dirección: Sergei Loznitsa. Países: Alemania, Holanda, Bielorrusia, Rusia y Letonia. Año: 2012. Duración: 127 min. Género: Drama. Interpretación: Vladimir Svirskiy (Sushenya), Vladislav Abashin (Burov), Sergei Kolesov (Voitik), Vlad Ivanov, Nikita Peremotovs, Yuliya Peresild. Guion: Sergei Loznitsa; basado en la novela de Vasili Bykov. Producción: Heino Deckert. Fotografía: Oleg Mutu. Montaje: Danielius Kokanauskis. Diseño de producción: Jurgis Karsons y Kirill Shuvalov. Vestuario: Dorota Roqueplo. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno en Alemania: 15 Noviembre 2012. Estreno en España: 8 Marzo 2013
Reseña:
Perdidos en la niebla
Cruda reflexión sobre la condición humana en situaciones extrema
Frontera bielorrusa de la Unión Soviética, 1942, bajo ocupación alemana. El campesino y trabajador del ferrocarril Sushenya (Vladimir Svirskiy) es acusado injustamente de colaboracionismo, y hasta su esposa Anelya (Yuliya Peresild) duda de él. Así que nadie hace nada cuando dos partisanos comunistas, Burov (Vladislav Abashin) y Voitik (Sergei Kolesov), le detienen en su casa y se lo llevan al bosque con la intención de ejecutarlo allí. Pero las cosas se complican.
Premio de la FIPRESCI en el Festival de Cannes 2012, este segundo largometraje de ficción del documentalista bielorruso Sergei Loznitsa (“Schastye moe”) adapta la novela homónima de su compatriota Vasiliy Vladimirovich Bykov. Muy bien rodada, sin acompañamiento musical e interpretada con apabullante contención, la película indaga con hondura en la irracionalidad y la crueldad que genera cualquier guerra, al tiempo que muestra las diferentes motivaciones psicológicas y morales de sus tres protagonistas, sobre todo a través de varios flashbacks, introducidos en la trama principal sin solución de continuidad.
Gracias a la espléndida fotografía del rumano Oleg Mutu (“4 meses, 3 semanas, 2 días”), el resultado es visualmente sobresaliente, y recuerda a ratos al cine de los rusos Andrei Tarkovski —sobre todo a “La infancia de Iván”— y Elem Klimov, especialmente a “Masacre (ven y mira)”. En este sentido, hay que elogiar el impresionante plano secuencia inicial, así como alguna que otra secuencia ya avanzado el metraje. Sin embargo, el filme se ve gravemente debilitado por su desenlace fatalista —abrupto y poco preparado— y, sobre todo, por su tediosa morosidad narrativa, sin duda, excesiva. (Cope J. J. M.)