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En apatía: Secuelas del odio

En apatía: Secuelas del odio

En apatía: Secuelas del odio
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2014
  • Dirección: Joel Arellanes Durán

Contenidos: Imágenes (algunas V, S)

Dirección y guion: Joel Arellanes Durán. País:EspañaAño: 2013. Duración: 92 min. Género: DramaInterpretación: Álvaro Díaz (Marcos), Christian Casas (Víctor), Lucía Ramos (Laura), Carme Juan (Julia), Bárbara de Lema (Lucía), Leonor Matín (Paula), Antonio Espigares (padre), Nacho López (Joaquín).Producción: Ana Beatriz Gómez Blázquez. Música: Javier Gómez Gómez.Fotografía: Joel Arellanes Durán. Vestuario: Mauro Díez. Distribuidora: Intmed Films.Estreno en España: 9 Mayo 2014. 

Reseña:

   Madrileños, adolescentes y amigos íntimos, Marcos (Álvaro Díaz) y Víctor (Christian Casas) son muy diferentes. Marcos ha sido educado en el ateísmo, vive traumatizado por los malos tratos recibidos de su adinerado padre Joaquín (Nacho López) y se refugia en el sexo, las drogas y el alcohol. 

   Por su parte, la humilde madre de Víctor, Julia (Carme Juan), le ha inculcado al chaval el cristianismo, e intenta ayudarle a seguir en el buen camino, compensando como puede la mala influencia de Marcos. Obligarán a Marcos a enfrentarse con su apática y vacía existencia el suicidio de su novia Paula (Leonor Martín) y un terrible accidente de automóvil tras una noche loca de los dos amigos con la desinhibida Laura (Lucía Ramos).

   Este primer largometraje como director del mexicano Joel Arellanes Durán —que también firma el guion, la fotografía y el montaje— afronta temas de primer orden y desde un planteamiento sugestivo, a contracorriente del banal hedonismo ambiental y en el que la religión juega un papel muy relevante. 

   “La historia —ha señalado el propio director— está basada en situaciones actuales de los jóvenes españoles, aborda temas fuertes y refleja las consecuencias de una vida de excesos”. En este sentido, la película logra su objetivo de conmover al espectador y obligarle a reflexionar, gracias sobre todo a las veraces interpretaciones de los jóvenes Álvaro Díaz y Christian Casas —hermano de Mario Casas—, y de la ya veterana Carme Juan, que alivia el dominante tono dramático con jugosas salidas de humor costumbrista.

   Sin embargo, esas buenas intenciones y sugerentes enfoques pierden mucha fuerza al desarrollarse a través de un guion enormemente discursivo, nada sutil en sus críticas y elogios —a menudo, innecesariamente explícitos—, y artificioso en la sobrenatural subtrama de El padre (Antonio Espigares). Además, la puesta en escena resulta demasiado televisiva e impersonal —muy de primerizo—, y se ve perjudicada por un montaje arrítmico y abrupto, y por el enfático acompañamiento musical de Javier Gómez. 

   Quizás una parte del gran público responda a las interesantes reflexiones de fondo de esta atípica película —ojalá—; pero no creo que genere entusiasmo entre el público juvenil al que va destinada. Habrá que ver.(Cope J. J. M.)