Dirección: David Frankel Guión: Aline Brosh Mckenna Fotografía: Florian Ballhaus Montaje: Mark Livolsi Música: Theodore Shapiro Intérpretes: Meryl Streep, Anne Hathaway, Emily Blunt, Stanley Tucci, Adrian Grenier, Tracie Thoms, Rich Sommer, Simon Baker Distribuidora: Fox
Cruela de Vil, digo, Miranda Priestly, es la todopoderosa redactora-jefe de Runway, una prestigiosa revista americana de moda. La redacción de Runway es lo más parecido a una pasarela, donde los periodistas-modelos desfilan al son de la música que marca su despótica jefa. Son las reglas del juego. Las que tendrá que aprender Andrea Sachs, la última becaria sorprendentemente fichada por Miranda, si quiere mantener el puesto.
En el año 2003, Lauren Weisberger escribió El diablo viste de Prada, un best-seller aplaudido por el público y criticado duramente por la prensa, sobre todo la especializada en moda, qué coincidencia. No era susceptibilidad: Weisberger había trabajado como becaria en Vogue a las órdenes de Anna Wintour, jefa de la edición americana de la famosa cabecera francesa.
Junto con Suzy Menkes, editora de moda del International Herald Tribune, Anna Wintour es una de las personas más influyentes en el mundo de la comunicación de moda. Wintour es la guinda de todos los desfiles, y se dice que muchos diseñadores esperan su aprobación para presentar sus colecciones. A estas alturas se habrán dado cuenta que, aunque nadie lo diga, la tirana Miranda Priestly es Anna Wintour y que la película es una cruel radiografía del mundo del periodismo y la moda, vestida de comedia ligera.
A David Frankel, director, entre otras muchas series televisivas, de Sexo en Nueva York, se le ve cómodo rodando en este registro de cuasi-comedia de situación. Para más comodidad se ha rodeado de parte del equipo de la serie, como Florian Ballhaus, director de fotografía, o Patricia Field, diseñadora de vestuario y pieza fundamental en esta cinta (suyo es el mérito de conseguir que Valentino, además de hacer un cameo, diseñara un vestido para la película).
Por encima de este envoltorio más o menos técnico, Frankel ha contado con un guión inteligente, que recoge unas cuantas ideas muy certeras sobre el precio de la fama, bastante elegante y, a ratos, muy divertido. Si además tienes en el reparto a Meryl Streep -un valor seguro- y a un inspiradísimo Stanley Tucci, el resultado es un producto muy superior a comedias similares.
Y el colmo del final feliz: para que todo quede en clave de comedia, parece que Anna Wintour se ha tomado el tema con humor: acudió al preestreno de la película vestida ¿cómo no? de Prada. Imágenes: 55'' ; 12' y 56,5' (especialmente la imagen iniciall las otras dos son de menor importancia. Aparece la inmoralidad del amor libre, habitual en muchas películas.
((Filasiete / Almudí FCR-FMG)