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El desafío. Frost contra Nixon
Destacada

El desafío. Frost contra Nixon

Frost/Nixon
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2009
  • Dirección: Ron Howard
Contenidos D (dialogo 39:38-39:48; también, algunas expresiones aisladas), S- (imagen 1:43:51-1:43:59)

Reseña:

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Dirección: Ron Howard
Intérpretes: Michael Sheen, Frank Langella, Kevin Bacon, Rebecca Hall, Toby Jones, Matthew Macfadyen, Oliver Platt, Sam Rockwell.
Guión: Peter Morgan
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Salvatore Totino
Distribuye en Cine: Universal
Duración: 122 min.
Género: Biográfico, Drama

El gran combate 

    En los tres años siguientes a verse obligado a dejar la Casa Blanca, Nixon permaneció en silencio. Sin embargo, en el verano de 1977, el astuto y frío ex presidente aceptó conceder una única entrevista y contestar a preguntas acerca de su mandato y del escándalo Watergate que acabó con su presidencia. 

    Nixon sorprendió a todos al escoger a David Frost como confesor televisivo, seguro de que podría con el alegre presentador británico y se ganaría los corazones y las mentes de los estadounidenses. El equipo de Frost no estaba seguro de que el periodista fuera capaz de llevar a Nixon adonde quería. Pero en cuanto empezaron a rodar, la batalla comenzó.

    El planteamiento de la trama resulta apasionante, como si de un combate de boxeo se tratara, comparación que le viene al pelo al director de Cinderella Man. A la hora de pelear en el ring televisivo, tenemos a la derecha a un Richard Nixon frustrado por su retirada del poder, triste de que sus logros presidenciales se hayan visto empañados por el Watergate.

    Es alguien que no se resigna al ostracismo, a que su mandato se reduzca, casi, a la nada, a unos hechos vergonzantes; necesitaría, y así lo ven sus asesores, un lavado de imagen cara a la opinión pública, que podría venir de una entrevista televisiva. Pero no de un entrevistador cualquiera, sino de, aspirante al título de supershowman televisivo, David Frost, exitoso por sus programas en el Reino Unido y Australia, pero con fama de frívolo y graciosete. 

    Hay un momento en el film, en que uno tiene la sensación de estar contemplando "lo de siempre", servido con buenos actores, estupenda reconstrucción de la época, todo el empaque que Hollywood sabe dar a las superproducciones que se toman a sí mismas en serio. 

    O sea, una vez acordado un formato para la entrevista (horas de duración, temas a tratar, etc), vemos la preparación de los equipos de los dos contendientes, bromas, imitaciones de Nixon, declaraciones del tipo "hay que lograr que este tipo se disculpe", la chica de Frost... Todo ello desde una óptica más próxima a la del bando liberal de Frost, que a la de los defensores de Nixon. 

    Eso sí, con un esfuerzo de equilibrio y matización: el ex presidente carece del don de gentes, transpira demasiado, dice obscenidades, piensa mucho en el dólar, abusó de las grabaciones, admitió prácticas delictivas. pero tuvo logros políticos, ama a su país, posee convicciones, es un adversario temible; y Frost es audaz al asumir el reto de la difícil entrevista, y se lleva a las personas de calle... pero tiene la inseguridad de quien se mueve en un "show business" con frecuencia superficial, nota la desconfianza de los que le rodean, es mundano y no se esfuerza todo lo que debiera en preparar sus entrevistas. 

    Y de pronto... Llega un momento electrizante, quizá lo mejor de la película, que anticipa de modo magistral el clímax de los pasajes reveladores de las entrevistas: la llamada teléfonica nocturna. ¿Realidad?, ¿ficción?, ¿qué más da? El caso es que sirve para establecer una inesperada conexión entre Nixon y Frost, dos personajes no tan diferentes de lo que a simple vista se diría. 

    En ese momento, en que las interpretaciones de Langella y Sheen -que reasumen sus papeles de teatro- brillan a grandísima altura, somos conscientes de que tenemos ante nosotros a dos personas, de carne y hueso. Más o menos criticables, con virtudes y defectos, pero personas al cabo. Con esta magnífico bagaje, hasta se perdona el recurso facilón del investigador, que llega en el último momento con los documentos decisivos para encarrilar la entrevista en la dirección deseada. 

    Probablemente el tema sólo puede atraer a quién esté interesado en él. La cinta es del tipo "Buenas noches y buena suerte"... . Interesará también a periodistas. (Decine21 / Almudí SC-JD)