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El caso Litvinenko
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El caso Litvinenko

Rebellion: The Litvinenko Case
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2007
  • Dirección: Andrei Nekrasov
Dirección: Andrei Nekrasov
Guión: Olga Konskaya, Andrei Nekrasov
Música: Irina Bogushevskaya, Oleg Lipatov
Fotografía: Sergei Tsikhanovich, Marcus Winterbauer
Distribuye en Cine: Altafilms
Duración: 105 min.
Género: Documental

Rebelión contra la injusticia 

    Pocas veces se puede presenciar un documento tan valiente, comprometido y estremecedor como el que ha elaborado el director de cine ruso Andrei Nekrasov (1958). Una denuncia en toda regla del sistema político ruso. En la mente de cualquier persona están presente las terribles imágenes del ex agente ruso Alexander Litvinenko en su lecho de muerte, en un hospital británico, tras haber sido envenenado con Polonio 210, una sustancia radiactiva dolorosamente letal. 

    Andrei Nekrasov era su amigo, con el que había mantenido muchas conversaciones y con el que compartía su amor por Rusia y su búsqueda de justicia. Este documental cuenta la historia de Litvinenko, desde que empezó lo que él llamó su "Rebelión" contra la corrupción del Estado, hasta su asesinato en Londres en noviembre de 2006. 

    Nekrasov, un director ruso conocido y con una amplia trayectoria a sus espaldas, sobre todo en el campo documental, ofrece una película muy impactante, no por la temática de la que trata, que también lógicamente, sino sobre todo por el extraordinario material que ofrece al espectador. Para contar la historia de Litvinenko, y por ende de las atrocidades cometidas por el gobierno de Putin, Nekrasov recopila material correspondiente a los años finales de la década de los 90 del pasado siglo, cuando Litvinenko formaba parte de la facción más secreta de la FSB (Servicio Federal de Seguridad). 

    A través de los testimonios del propio Litvinenko y de otros agentes secretos (con algunas entrevistas realmente asombrosas por el material que revelan) se ofrece la verdadera y siniestra cara del FSB, que viene a ser la continuación del antiguo KGB, pues se trata de una organización que usa métodos igual de persuasivos y definitivos en pro de mantener el estatus de algunos políticos convertidos en los nuevos zares, los nuevos stalins, o quienquiera que represente la autarquía totalitaria. 

    Por ejemplo, resulta espeluznante que fuera el propio gobierno, con su brazo ejecutor (el FSB), el que promoviera la guerra con Chechenia y acusará al terrorismo checheno de las matanzas que realmente había realizado la alta cúpula del Estado. Y estamos hablando de bombas que mataron en Rusia a decenas de personas. 

    Y no parece que lo que se dice en el documental nazca de una manipulación política o una simple opinión ideológica. De cualquier forma, aun si existiera alguna duda acerca de la verdad objetiva de las acusaciones que se hacen al gobierno ruso, es innegable que lo que descubre este documental obliga cuando menos a una terrible y escandalosa reflexión. 

    El director incluye en la película imágenes de archivo, a veces crudas, grabaciones antiguas y filmaciones actuales. Pero, posiblemente, lo más sorprendente del film es que entre las entrevistas se encuentran algunas increíbles, como las realizadas a antiguos compañeros de Litvinenko, convertidos ahora en hombres de Estado que no dudan en referirse a su antiguo colega como “una basura”, o la realizada a quien se supone que fue su asesino (Andrei Lugovoi, ahora convertido en político de la Duma), el cual parece tomarse a risa los hechos. 

    Nekrasov ofrece asimismo entrevistas con otras muchas personas, entre ellas la viuda de Litvinenko, la periodista Anna Politkovskaya (también asesinada en octubre de 2006) o el filósofo francés André Glucksmann. La existencia de tan impresionante material es posible gracias a que fue grabado a lo largo de varios años, durante los cuales el propio Andrei Nekrasov no sabía para qué lo iba a utilizar. 

    Pero la muerte de su amigo le empujó a reunirlo en este documento desolador y convincente, una película que ofrece una estremecedora visión de Rusia, país del que occidente –al decir de Nekrasov– no conoce absolutamente nada. Gracias a su testimonio, ahora quizá las cosas cambien. (decine21 / almudí)