Dirección: José Pozo
Guión: Angel E. Pariente
Música: Andrea Guerra
Distribuye en Cine: Filmax
Duración: 90 min.
Género: Animación
El ingenioso hidalgo cabalga de nuevo
"De los productores que vieron Shrek", reza uno de los lemas publicitarios de este film animado inspirado libremente en "Don Quijote de La Mancha", de Miguel de Cervantes. Y ciertamente la película dirigida por José Pozo, con guión de Ángel E. Pariente, trata de seguir la veta paródica de las pelis del ogro verde, no en vano el título alude en su intraducible juego de palabrás en inglés (donkey xote, burro xote) a un asno parlante, Rucio, que da su versión de las aventuras del caballero andante.
La cosa arranca con las conocidas palabras "En un lugar de La Mancha...", para dar paso al graciosete Rucio, que nos sitúa tras la publicación de la primera parte de las aventuras del ingenioso hidalgo, cuando don Quijote se plantea volver a cabalgar, y Sancho Panza sigue ambicionando su querida ínsula.
El bachiller Carrasco y Avellaneda, el autor de un Quijote apócrifo, conspiran contra el caballero, que vivirá diversas aventuras en su busca de la bella Dulcinea.
Simpatiquilla película, más ágil que El Cid. La leyenda, también de Pozo. Hay algunas buenas ideas, como el dar personalidades cruzadas a las cabalgaduras de Quijote y Sancho, de modo que Rocinante es más bien pragmático y cobardica, y Rucio un idealista deseoso de correr aventuras.
Hay golpes anacrónicos graciosos, algunos fugaces pero muy efectivos -el toro de Osborne y los nuevos molinos de viento en el paisaje, los títulos de los libros de caballería con los que don Quijote pasa "las noches de claro en claro"-, y otros de contenido más adulto o desmitificador, según el modelo Shrek -la supuesta yegua que cautiva a Rocinante, la Dulcinea feminista-.
La animación no presenta la calidad de sus referentes. El diseño de los personajes tiene su gracia, pero la simulación de los movimientos de los animales no es perfecta, y sobre todo se nota su limitado presupuesto en la escasez de figuración -apenas hay gente, los aldeanos en las calles del Toboso brillan por su ausencia, todo se reduce a los caballeros que pretenden ser don Quijote- o en la decepción que supone no ver nunca la Barcelona meta de la expedición de don Quijote y su escudero. (decine21 / almudí JD-AG)