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Dirección y guion: Joseph Gordon-Levitt. País: USA. Año: 2013. Duración: 90 min. Género: Comedia dramática, romance. Interpretación: Joseph Gordon-Levitt (Jon), Scarlett Johansson (Barbara), Julianne Moore (Esther), Tony Danza (Sr. Jon), Glenne Headly (Angela), Brie Larson (Monica). Producción: Ram Bergman. Música: Nathan Johnson. Fotografía: Thomas Kloss. Montaje: Lauren Zuckerman. Diseño de producción: Meghan C. Rogers. Vestuario: Leah Katznelson. Distribuidora: Wanda Visión. Estreno en USA: 27 Septiembre 2013. Estreno en España: 31 Octubre 2013.
Reseña:
La escala evolutiva del amor
Jon tiene un problema muy serio: es adicto al porno vía internet. A pesar de ser un tipo apuesto y musculoso –pasa horas en el gimnasio–, que se lleva a las chicas al catre con gran facilidad –de ahí su apodo de “Don Jon”, en alusión a don Juan Tenorio–, tener una familia tradicional, y no fallar nunca los domingos en la asistencia a la misa y en la confesión, se trata de un tipo enormemente egocéntrico. Hasta el punto de que considera sus hábitos de internauta más saludables que el sexo físico, pues la virtualidad asegura la no-existencia de consecuencias, al menos inmediatas. Las cosas cambian cuando conoce a Barbara Sugar, una chica preciosa de la que se enamora al instante.
Además de protagonizar Don Jon, el actor Joseph Gordon-Levitt se estrena en el largo como guionista y director, con una historia que tiene más miga de lo que podría deducirse de una mirada superficial, tendente a catalogarla de frivolidad con mucho sexo y pocas nueces. Porque Gordon-Levitt critica la deshumanización del amor entre el hombre y la mujer, que tiene una de sus muestras más degradantes en la pornografía, tan al alcance de cualquiera en la actualidad, a poco más de un click a través de internet.
Así que Gordon-Levitt muestra una suerte de escala evolutiva en el amor, que aunque no alcance cotas altísimas, sí nos introduce por la puerta de la humanidad, cierta entrega mutua, reconocer una persona en el otro, en la otra. De modo que del puro vicio, se pasa al menos a una relación de uno con una; eso sí, no faltan los conflictos, porque en el fondo no hay intención de conocer al otro, a la otra, quererle como es, ayudarle a ser mejor. El conocimiento de otra mujer, no especialmente despampanante, pero bella porque se va mostrando y se interesa con sinceridad por Jon, se convierte en revulsivo para que se dé cierta maduración en el protagonista. Scarlett Johansson y Julianne Moore ponen rostro al crecimiento amoroso de Jon, a su modo de entender las relaciones con las mujeres.
Gordon-Levitt sabe imprimir ritmo a Don Jon, pero agota su insistencia en incluir imágenes sexuales agresivas, que dibujan el problema del protagonista. Y a éste le sabe dar un contexto aparte de las mujeres, los amigos “despistados” y el marco familiar y religioso, que no parecen haberle ayudado demasiado: los padres desean para su hijo una felicidad genérica, pero poco aportan para encaminarle –curiosamente la hermana adicta a la BlackBerry será la única que en un momento dado emita el juicio que necesitaba escuchar Don–; y el sacerdote que le escucha semanalmente en confesión es un autómata que expande penitencias de modo automático sin hacerse cargo de a quién tiene delante y de cómo ayudarle por el camino del arrepentimiento y del amor. (Decine 21 / Almudí JD) LEER MÁS