Dirección: D.J. Caruso
Intérpretes: Shia LaBeouf, Sarah Roemer, Carrie-Anne Moss, David Morse, Aaron Yoo, José Pablo Cantillo, Matt Craven, Viola Davis.
Guión: Christopher B. Landon, Carl Ellsworth
Música: Geoff Zanelli
Fotografía: Rogier Stoffers
Distribuye en Cine: Paramount
Duración: 104 min.
Género: Thriller
El vecino de al lado
"Todo asesino vive cerca de alquien", así reza el "tagline" de esta película, cuyo planteamiento responde también al otro sentido oculto en esa frase: quizá no conocemos a nuestros vecinos. El protagonista de esta historia comienza a darse cuenta de ello cuando es condenado a tres meses de arresto domiciliario por haber agredido a un profesor.
Presa de un suceso trágico del pasado y de su encierro en el hogar, Kale vive de cualquier manera, rehuye las responsabilidades y tira los minutos, hasta que descubre un oscuro pasatiempo: espiar a sus vecinos. Para ello contará con prismáticos, cámaras de grabación, pantalla de ordenador, una inmensa curiosidad y, claro está, todo el tiempo del mundo.
Es innegable que la referencia cinéfila de este film es la obra maestra de Hitchcok La ventana indiscreta. Como le sucedía a James Stewart en el patio neoyorquino creado por el director británico, aquí Kale tiene varias opciones para saciar su apetito husmeador, según el lado de la casa en donde sitúe su puesto de observación: los chavales con las hormonas disparadas, el vecino que engaña a su mujer, la explosiva chica que se ha mudado a la casa de al lado, y, por último, el hombre taciturno y solitario.
Como se ve, el aspecto voyeurista, morboso, es una propuesta constante, aunque para bien del respetable al director no le interesa indagar en imágenes insanas, sino en la tensión generada al observar las actividades del vecino reservado, sobre todo cuando Kale descubre una pista que lo relaciona con un famoso asesino en serie.
D.J. Caruso (Vidas ajenas) es un eficiente artesano y sabe sorprender al espectador las escenas del accidente de coche o la del armario son pruebas de ello, pero el guión es un verdadero "handicap" por su simplicidad y sus reiterados tópicos: la madre que no escucha, los polis ineficientes, la vecina perfecta (el diálogo-declaración en la terraza suena ridículo e inverosímil), el encuentro en el supermercado, etc.
El correcto resultado final debe mucho por tanto al trabajo de Shia LaBeouf (Transformers): sólo él saca a flote la película. Es impresionante cómo este chico logra implicar al espectador. Aunque suene a grandilocuente, su don para hacer creíbles y naturales las situaciones, sean cuales sean, recuerda a Cary Grant y a aquello que el maestro Hitchcock decía de él: Si está en peligro, el público de la sala se pondrá en pie para intentar ayudarle.
El planteamiento de Disturbia no está mal y tiene cierta gracia, pero paulatinamente la trama se torna chusca, manida y elemental hasta quedar en un pasatiempo para adolescentes no demasiado exigentes, porque los guionistas hacen lo que les da la gana sin sentirse obligados a ser coherentes con la historia que están contando. Shia LaBeouf certifica su talento interpretativo, encarnando aquí a un adolescente con el pavo bien subido. Al gran secundario David Morse (Bailar en la oscuridad) le vuelve a corresponder un malo estereotipado e increíble. (decine21 / Aceprensa / Almudí)