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Déjate caer

Déjate caer

Déjate caer
Dirección: Jesús Ponce
Intérpretes: Iván Massagué, Isabel Ampudia, Darío Paso, Mercedes Hoyos, Ana Cuesta, Juanfra Juárez, Pilar Crespo.
Guión: Jesús Ponce
Fotografía: Daniel Sosa Segura
Distribuye en Cine: Altafilms
Duración: 102 min.
Género: Comedia, Drama

Un banco en la plaza 

    Javier Ponce, director de Skizo, un thriller a la española que no acabó de funcionar, ha filmado una comedia dramática que sigue los pasos de tres jóvenes muy representativos de la sociedad española actual. Se trata de Roberto Carlos, Nandi y Grabi, que en realidad se llama Gabriel pero nadie sabe pronunciar su nombre. 

    Sin valores, sin perspectivas en la vida, sin ilusiones, se pasan literalmente todo el día en un banco de una plaza de su barrio, entretenidos entre sus comentarios soeces, bebiendo un litro de cerveza, o vigilando a la dependienta de la panadería, una mujer madura, pero atractiva, que a pesar de estar casada, se acuesta ocasionalmente con Roberto Carlos. 

    Éste se enamora de Sunci, una chica de su edad que parece buena persona. Gabri se enfrentará con los amigos del novio de su hermana, que se ha liado con otra. Y a Nandi le atrae la vecina de arriba, una madre soltera que malvive con el reducido sueldo que le pagan limpiando la escalera, y el dinero que le pasa su amante de toda la vida. 

    Lo cierto es que los personajes son auténticos, muy reconocibles, como afirma el director: "Los he visto en Carabanchel bebiendo Mahou, en Buenos Aires bebiendo Quilmes, y aunque no he estado, seguro que están en China, en alguna plaza roja, bebiendo cerveza Mao". Son bastante espontáneos los miembros del reparto, entre los que se encuentra Benito Pocino, aquel actor que interpretó a Mortadelo. 

    Alguno tiene gracia natural, lo que propicia alguna que otra risa, aunque predomina el tono grosero y por momentos parece una versión española de Los supersalidos. Recoge algunos problemas muy actuales, como la incomunicación paternofilial, el reduccionismo en las relaciones amorosas, la obsesión por el sexo. 

    Pero las salidas que ofrece a esta situación son bastante deprimentes, pues parece que el director no es capaz de encontrar nada positivo cara al futuro de sus personajes. 

    Como en otras películas actuales los conflictos dramáticos se centran excesivamente en el sexo: la vecina de "mala fama", la panadera que engaña al marido, las conversaciones monotemáticas del "trío del banco", los cuernos del "Kevin" a la hermana del "Grabi"... Pero hay varias diferencias con la tipología clásica y rutinaria de jóvenes hormonales que el cine actual suele mostrarnos. 

    Ciertamente se abusa de diálogos reiterativamente soeces. Hay un contrapeso en forma de gestos de generosidad y ternura que hacen que los personajes no sean simplemente pedazos de mucha carne y poco hueso que "van a lo que van". Esto hace que la película, a pesar de todo, dé que pensar, deslizando ideas interesantes sobre el drama del desempleo (también el voluntario), la influencia de la telebasura o la banalización del sexo y sus repercusiones en las relaciones de verdadero afecto. (Decine21 / Filasiete / Almudí JD-AC)