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Cadillac Records

Cadillac Records

Cadillac Records
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2009
  • Dirección: Darnell Martin
Contenidos V (varias escenas), Imágenes (varias S X) Ideas (racismo, drogas, desamor, amor sin compromiso, amoralidad F)

Reseña:

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Dirección: Darnell Martin
Intérpretes: Adrien Brody, Jeffrey Wright, Beyoncé Knowles, Gabrielle Union, Columbus Short, Cedric the Entertainer, Emmanuelle Chriqui, Eamonn Walker, Mos Def.
Guión: Darnell Martin
Música: Terence Blanchard
Fotografía: Anastas N. Michos
Distribuye en Cine: Sony
Duración: 109 min.
Género: Drama, Histórico, Musical

La vida en vinilo 

    En el Chicago de 1947, el judío de origen polaco Leonard Chess revolucionó la industria de la música con su sello discográfico Chess Records, con el que aupó a la fama a los cantantes afroamericanos Muddy Waters y Little Walter. 

    Su poderosa música racial fue arraigando por todo Estados Unidos y otros países, hasta transformarse en el rock and roll, que iniciaron en ese sello cantantes como Chuck Berry, Willie Dixon, Howlin’ Wolf y Etta James.

    A la hora de sacar adelante sus carreras, estos artistas deberán lidiar con sus personales demonios, lo que incluye adicciones a las drogas, excesos sexuales o reacciones violentas. 

    Darnell Martin, forjada en la televisión -ha dirigido episodios de series como Ley y orden y Anatomía de Grey-, parece haber puesto toda su alma en este film, cuyo guión firma, y que ella misma ha dirigido. Los resultados son desiguales. 

    Se diría que su intención es presentar "la historia real" de parte de la música negra, una especie de respuesta a la ficción imaginada por Dreamgirls a partir del devenir de Motown Records. Desde luego, la reconstrucción de época es fantástica, los actores son buenos, y la música ayuda a soportar el conjunto. 

    Pero los personajes quedan muy desdibujados, por ejemplo lo referente al matrimonio de Leonard -un correcto Adrien Brody-, o a los problemas amorosos de Muddy -buen trabajo de Jeffrey Wright; más disparatado es el dibujo de Little Walter, con la escena en que mata de un tiro a un pobre diablo, sin que tal acción suponga algo en la trama: nada se construye alrededor de esto, ni parece afectar a los personajes, lo que no dejará de sorprender al espectador. 

    También resulta leve la aparición de Berry, sabe a poco, apenas una ligera cata de cómo era. Mientras que Beyoncé Knowles, encarnando a Etta James, se ha esforzado en sus canciones con un potente chorro de voz; la actriz cantante, que ejerce de productora ejecutiva, ha cuidado su composición, aunque también resulta algo simple el dibujo de su relación con Chess. 

    La película está punteada por una voz en off de un narrador que, la verdad sea dicha, no se sabe muy bien a quién corresponde. El tímido intento de dar una idea de una etapa de la historia de los Estados Unidos tampoco está bien resuelto, se quiere apuntar a los avances en derechos civiles y la integración racial, a los que habría ayudado la música, cuestión que le va grande a una película que debería haberse preocupado más de aunar bien los dramas personales de sus protagonistas. (Decine21)

    El problema de Cadillac Records es su falta de personalidad, pues se parece mucho a otras películas sobre el tema —también en su incómoda falta de nitidez moral—, y se conforma con insistir en que el rock & roll es evolución del rhythm & blues afroamericano, y en que los blancos acabaron apropiándose de algo que no les pertenecía. (La Gaceta JJM/ Almudí JD-AC)