Dirección: Kimberly Peirce
Intérpretes: Ryan Phillippe, Joseph Gordon-Levitt, Rob Brown, Channing Tatum, Victor Rasuk, Terry Quay, Timothy Olyphant, Abbie Cornish, Ciarán Hinds, Linda Emond, Mamie Gummer.
Guión: Mike Rich, Kimberly Peirce
Música: John Powell
Fotografía: Chris Menges
Distribuye en Cine: Paramount
Duración: 113 min.
Género: Bélico, Drama
La guerra es un horror
Las guerras siempre traen detractores y en esa faceta el cine es uno de los altavoces más potentes. Tanto que casi se puede hablar de un subgénero de películas denominadas "antibélicas". Si antes fueron la II Guerra Mundial (Johnny cogió su fusil) y Vietnam (Apocalypse Now), tras las Guerras del Golfo e Irak han sugido un buen puñado de películas norteamericanas que reiteran en sus historias el sinsentido de la guerra y las graves secuelas que provocan. En ese marco se puede incluir también este film, junto a Jarhead, En el valle de Elah o Harsh Times.
Ausente (torpe traslación en español de "Stop-Loss") narra la historia de tres grandes amigos -Brandon, Steve y Tommy- que regresan a su pueblo tras prestar servicio en el ejército durante la Guerra de Irak. En la pequeña localidad tejana son recibidos y condecorados como héroes, pero al poco tiempo los daños anímicos ocasionados en la guerra comienzan a florecer: pesadillas, ataques de ira, borracheras, desconciertos afectivos, etc.
El grueso del horror tiene que ver con una avanzadilla comandada por Brandon, que hicieron en las calles de Irak, y que resultó ser una emboscada en la que murieron varios hombres. De vuelta en Texas, Tommy da muestras de ser quien más ha acusado el golpe, pues su mejor amigo murió allí. Por su parte, Steve se ha vuelto violento y su novia está desconcertada. Brandon parece el más equilibrado de los tres, pero cuando recibe la notificación de que el gobierno le obliga a volver a la guerra haciendo uso del denominado programa "Stop-Loss" hará todo lo posible por evitarlo.
Estamos ante una drama intenso, con momentos de acción bélica muy contados, centrado sobre todo en la idea de que la guerra no se acaba cuando uno regresa a casa. El horror, el miedo, los recuerdos y sentimiento de culpa pueden hacerse insoportables para los ex combatientes. Y eso sin contar el número de hombres mutilados y enfermos de por vida, que el film se recrea en mostrar en un claro alegato antibélico.
La directora Kimberly Peirce ya sabe lo que es enfrentarse a un dramón tras su debut en Boys Don't Cry, y aquí demuestra un sólido oficio para dirigir a los actores, y además aporta un buen sentido del ritmo visual cuando la historia se lo permite. Porque, decididamente, lo que le falla al film es el guión: tras el planteamiento, que tarda en llegar, la trama avanza torpe e insuficientemente, con demasiada monotonía, hasta el esperado y sencillo desenlace.
En este sentido, la película es poco más que mostrar el lamentable estado emocional de tres jóvenes ex militares. Destaca el trabajo de Ryan Phillippe, experto en interiorizar dilemas y sufrimientos morales, como ya hizo en filmes como Crash o Banderas de nuestros padres. (Decine21 / Almudí JD-AG)