Dirección: Gerardo Olivares
Intérpretes: Mahamadou Alzouma, Adoum Moussa, Aminata Kanta.
Música: Santi Vega
Fotografía: Alberto Moro
Distribuye en Cine: Wanda
Duración: 95 min.
Género: Drama
Heridas de África
El cordobés Gerardo Olivares, director de la prometedora La gran final, ha ganado con esta película sobre la emigración africana la Espiga de Oro del Festival de Valladolid, hazaña que hasta el momento no había logrado ningún español, a pesar de que se trataba de la edición 52.
El film tiene puntos en común con In This World, el estremecedor film de Michael Winterbottom, que en un estilo realista, muy cercano al documental, seguía las penalidades sufridas por un adolescente inmigrante, en su viaje de Pakistán a Gran Bretaña. Olivares ofrece valiosas imágenes testimoniales, que ha filmado con un reducido equipo de cinco personas.
Con ellos ha recorrido diversas localizaciones africanas y españolas, en compañía de los tres actores protagonistas. El único con experiencia en cine es Mahamadou Alzouma, que ya había trabajado en el anterior film del director. Los otros dos son actores no profesionales, al igual que los secundarios, reclutados casi sobre la marcha por el camino.
Los catorce kilómetros del título hacen referencia a la distancia que separa África de Europa. Es el tramo final para muchas personas que por regla general han recorrido un largo trayecto desde sus países de origen. Es el caso del protagonista, Buba, una joven promesa del balón que en busca de una oportunidad en el mundo del fútbol atraviesa el desierto del Teneré, desde Níger, en compañía de su hermano.
En su viaje a Marruecos, donde planean subir a una patera que les lleve a España, conocerán a Violeta, otra emigrante, que ha caído en el infierno de la prostitución.
El film cuenta con una prodigiosa fotografía, que deslumbra constantemente al espectador con imaginativos encuadres o evocadoras tomas del desierto. También llama significativamente la atención la memorable banda sonora, compuesta por Santi Vega, que recrea ritmos africanos. Todo ello enriquece un film que sabe escapar de sentimentalismos facilones y discursos demagógicos a la hora de analizar el tema central.
En el libro Memorias de África, Karen Blixen escribió metafóricamente que en el continente africano Dios y el diablo son la misma persona. Partiendo de esta frase, Olivares ha retratado la parte positiva de África, con esos inigualables parajes naturales, y la gran humanidad de sus habitantes, pero también la oscura, marcada por la miseria y la corrupción.
Especialmente significativo es el encuentro de los protagonistas con un tuareg que les lanza una amistosa proclama. Más valdría más que emplearais vuestro esfuerzo y vuestro dinero en crear un negocio. El futuro está aquí en África. Y es que por un lado, Olivares entiende a unos personajes que empujados por la miseria parten en busca de un futuro mejor, pero por otro lado el film invita a una profunda reflexión, pues también es cierto que muchos esfuerzos que dedican estos jóvenes podrían destinarse a potenciar el desarrollo del continente.
La emigración es un camino hacia la felicidad que puede derivar en que algunos logren mejorar sus horribles condiciones de vida, pero muchos son los que mueren en el intento, y también provoca un inquietante efecto colateral: África se desangra. Sus habitantes salen huyendo de forma masiva.
Olivares ha sabido recoger con acierto la mezquindad de los que se aprovechan de este drama humano, los mafiosos de las pateras, los policías sin escrúpulos... También está presente en el film la solidaridad de la que, salvo en lamentables excepciones aisladas, han hecho gala el pueblo y las autoridades españolas.
(decine21 / almudí)