En la audiencia general reflexionó de nuevo sobre el matrimonio y la forma de amar entre esposos. Apoyándose en la carta del apóstol San Pablo a los Efesios, el Papa dijo que el matrimonio "es un sacramento de la Iglesia en el que nace una nueva comunidad familiar”. Subrayó que el amor entre los esposos debe ser como el amor de Cristo por la Iglesia y que se "necesita coraje para amar así”
Vídeo: Francisco habla en la audiencia general sobre “la belleza del matrimonio cristiano”
Resumen de la catequesis del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas:
La catequesis de hoy está dedicada a la belleza del matrimonio cristiano, que no es simplemente la belleza de la ceremonia que se hace en la iglesia, sino de la belleza del sacramento que hace a la Iglesia iniciando una nueva comunidad familiar.
El matrimonio es un gran misterio que tiene la dignidad de reflejar el amor de Cristo a su Iglesia.
Todos los cristianos estamos llamados a amar como Cristo nos amó, pero el marido, dice el apóstol Pablo, debe amar a su mujer «como a su propio cuerpo», como Cristo «ama a su Iglesia». Esta radicalidad evangélica restablece la reciprocidad originaria de la creación.
El sacramento del matrimonio es un acto de fe y de amor, en el que los esposos, mediante su libre consentimiento, realizan su vocación de entregarse sin reservas y sin medida.
La Iglesia está totalmente implicada en cada matrimonio cristiano: se edifica con sus logros y sufre sus fracasos. Asumamos seriamente la responsabilidad que se desprende de este vínculo indisoluble.
La decisión de «casarse en el Señor» tiene también una dimensión misionera, pues requiere que los esposos estén dispuestos a ser transmisores de la bendición y de la gracia del Señor para con todos.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los Oficiales de la Academia Superior de Policía de Colombia, así como a los grupos venidos de España, México, Argentina, Guatemala, Venezuela y otros países latinoamericanos. Queridos hermanos y hermanas, pidamos para que el matrimonio y las familias sean un reflejo de la fuerza y de la ternura de Dios en nuestra sociedad. Muchas gracias.
Texto completo de la catequesis del Papa traducida al español
En nuestro camino de catequesis sobre la familia tocamos hoy directamente la belleza del matrimonio cristiano, que no es simplemente una ceremonia que se hace en la iglesia, con las flores, los vestidos, las fotos… El matrimonio cristiano es un sacramento que sucede en la Iglesia, y que también hace la Iglesia, dando inicio a una nueva comunidad familiar.
Es lo que el Apóstol Pablo resume en su célebre expresión: Gran misterio es este; lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia (Ef 5,32). Inspirado por el Espíritu Santo, Pablo afirma que el amor entre los cónyuges es imagen del amor entre Cristo y la Iglesia. ¡Una dignidad impensable! Pero en realidad está inscrita en el plan creador de Dios y, con la gracia de Cristo, innumerables parejas cristianas, con sus limitaciones y sus pecados, ¡la han realizado!
San Pablo, hablando de la nueva vida en Cristo, dice que los cristianos −todos− están llamados a amarse como Cristo les ha amado, es decir, someteos los unos a los otros (Ef 5,21), que significa al servicio los unos de los otros. Y aquí introduce la analogía entre la pareja marido-mujer y la de Cristo-Iglesia. Está claro que se trata de una analogía imperfecta, pero debemos captar el sentido espiritual que es altísimo y revolucionario, y al mismo tiempo sencillo, al alcance de cada hombre y mujer que se encomiendan a la gracia de Dios.
El marido −dice Pablo− debe amar a la mujer como a su propio cuerpo (Ef 5,28); amarla como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella (v. 25). Pero vosotros, maridos que estáis aquí presentes, ¿entendéis esto? ¿Amar a vuestra mujer como Cristo ama a la Iglesia? ¡No son bromas, sino cosas serias! El efecto de este radicalismo de la entrega que se le pide al hombre, por el amor y la dignidad de la mujer, según el ejemplo de Cristo, debió ser enorme, en la misma comunidad cristiana.
Esta semilla de la novedad evangélica, que restablece la originaria reciprocidad de la entrega y del respeto, maduró lentamente en la historia, pero al final ha prevalecido.
El sacramento del matrimonio es un gran acto de fe y de amor: manifiesta el valor de creer en la belleza del acto creador de Dios y de vivir ese amor que empuja a ir siempre más allá, más allá de sí mismos e incluso más allá de la misma familia. La vocación cristiana para amar sin reservas y sin medida es, con la gracia de Cristo, lo que está en la base también del libre consentimiento que constituye el matrimonio.
La Iglesia misma está plenamente implicada en la historia de todo matrimonio cristiano: se edifica en sus éxitos y padece en sus fracasos. Pero tenemos que preguntarnos con seriedad: ¿aceptamos a fondo, nosotros mismos, como creyentes y como pastores, este vínculo indisoluble de la historia de Cristo y de la Iglesia con la historia del matrimonio y de la familia humana? ¿Estamos dispuestos a asumir seriamente esa responsabilidad, o sea, que todo matrimonio va por el camino del amor que Cristo tiene con la Iglesia? ¡Qué grande e esto!
En esta profundidad del misterio creatural, reconocido y restablecido en su pureza, se abre un segundo gran horizonte que caracteriza el sacramento del matrimonio. La decisión de casarse en el Señor contiene también una dimensione misionera, que significa tener en el corazón la disponibilidad de hacerse portadores de la bendición de Dios y de la gracia del Señor para todos. De hecho, los esposos cristianos participan en cuanto esposos en la misión de la Iglesia. ¡Hace falta valor para eso! Por eso, cuando saludo a los recién casados, digo: “¡Mirad qué valientes!”, porque hace falta valor para amarse como Cristo ama a la Iglesia.
La celebración del sacramento no puede dejar fuera esta corresponsabilidad de la vida familiar respecto a la gran misión de amor de la Iglesia. Así, la vida de la Iglesia se enriquece cada vez de la belleza de esa alianza esponsal, así como se empobrece cada vez que viene desfigurada. La Iglesia, para ofrecer a todos los dones de la fe, del amor y de la esperanza, necesita también la valiente fidelidad de los esposos a la gracia de su sacramento. El pueblo de Dios necesita de su diario camino en la fe, en el amor y en la esperanza, con todas las alegrías y fatigas que ese camino comporta en un matrimonio y en una familia.
La ruta queda así marcada para siempre, es la ruta del amor: se ama como ama Dios, para siempre. Cristo no cesa de cuidar de la Iglesia: la ama siempre, la protege siempre, como a sí mismo. Cristo no deja de quitar del rostro humano las manchas y las arrugas de todo tipo. Es emocionante y tan bonita la irradiación de la fuerza y de la ternura de Dios que se trasmite de pareja a pareja, de familia a familia. Tiene razón san Pablo: ¡esto es precisamente un gran misterio! ¡Hombres y mujeres, lo bastante valientes como para llevar ese tesoro en los vasos de barro de nuestra humanidad, son −esos hombres y mujeres tan valientes− un recurso esencial para la Iglesia, e incluso para todo el mundo! ¡Dios los bendiga mil veces por eso!
Llamamiento del Santo Padre
En los próximos días se conmemorará en algunas capitales el 70º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. En dicha ocasión confío al Señor, por intercesión de María, Reina de la Paz, el deseo de que la sociedad humana aprenda de los errores del pasado y que, ante los conflictos actuales que están lacerando algunas regiones del mundo, todos los responsables civiles se comprometan en la búsqueda del bien común y en la promoción de la cultura de la paz.
Traducción de Luis Montoya.
Fuente: romereports.com y vatican.va.
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |
El islam regresa a España |
El trabajo como agente de la transformación social según san Josemaría |