Manipulando el sentido de una reciente conversación
Entiendo que el desatino tiene visos de abuso de confianza respecto de Papa Francisco, cuando habla en confianza con los periodistas y sin ningún tipo de off the record
Errar es humano, rectificar de sabios. Por lo visto, los periodistas son muy humanos, pero algunos resultan poco sabios. Muchos, demasiados, arriman el ascua de la actualidad a su sardina ideológica o nutricia.
Algunos luego rectifican. Muchos, demasiados, no lo hacen. Quizá interesa menos prestar un servicio al lector o espectador y a la verdad, que buscar el sesgo escandaloso en la audiencia y el contento de la mano que da de comer.
Ya casi, ante el valor comercial e ideológico del marketing redaccional, parece una antigualla aquello de que la tarea y pelea diaria del periodista es saber buscar y saber ofrecer la verdad a sus lectores. A no ser que la verdad periodística sea algo más cercano a lo criticado por Antonio Machado en sus Proverbios y cantares (LXXXV), versos archiconocidos: "¿Tu verdad? No, la Verdad, / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela".
Bueno, pues en vez de guardarla, resulta que esa verdad del medio y del periodista, es hoy la que mayormente se publica. Y como sucede que "todo no puede decirse", entonces la verdad se declina, con fingida humildad intelectual, reducida a mi verdad. La que a fin de cuentas responde a mi ideología, o la del periódico que me cobija y paga, o la de lo políticamente correcto que circula en este momento.
Tal parece el caso de algunos periódicos, televisiones y periodistas (no es del caso poner ejemplos, pero abundan) manipulando el sentido de la conversación que el Papa Francisco tuvo con los periodistas en el avión durante el reciente viaje a Ceilán y Filipinas. A la ida, y a la vuelta (aquí, transcripción italiano integral).
Se diría que, además de las urgencias, las prisas y las improvisaciones, había en algunos periodistas y en algunas redacciones exceso de celo escandaloso e ideológico en simplificar lo dicho por Papa Francisco.
En simplificar y también enmendar la plana a Francisco. Tanto en lo referente a los extremos de la libertad de expresión y la blasfemia (para algunos, la primera domina despóticamente sobre la segunda) como al número de hijos en las familias católicas (algunos dictaminan con pasmosa seguridad presuntas cifras católicas y enmiendan la plana a la Humanae Vitae).
Entiendo que el desatino tiene visos de abuso de confianza respecto de Papa Francisco, cuando habla en confianza con los periodistas y sin ningún tipo de off the record.
Por una parte, el abuso respecto de los lectores que esperan leer y escuchar, si no la literalidad de las palabras de Francisco, sí el sentido preciso con que realmente y con verdad apuntan a la realidad.
Por otra, en este caso, el abuso de confianza que supone torcer el sentido de algunas frases de Francisco, dejándolas mutiladas y aisladas del contexto de confianza en el que Francisco las pronunció.