Cada texto acaba con una breve oración dirigida a Nuestra Madre del Cielo.
La Novena de la Inmaculada: una costumbre que ha cristalizado en la Iglesia para preparar la gran solemnidad del 8 de diciembre. San Josemaría aconsejaba a sus hijos del Opus Dei que cada uno la viviera personalmente, del modo que considere más oportuno; poniendo, desde luego, más empeño en la conversación asidua con la Virgen, con un delicado esmero en la oración, la mortificación, el trabajo profesional; y procurando que los parientes, amigos y conocidos —cuantos más, mejor— se acerquen a Jesucristo por medio de nuestra Madre. A Jesús siempre se va y se "vuelve" por María (San Josemaría, Camino, 495).
En 1954, cuando el Papa Pío XII proclamó un año mariano en la Iglesia universal, para celebrar el centenario de la definición dogmática de la Inmaculada, San Josemaría nos recordó entonces que el Opus Dei nació y se ha desarrollado bajo el manto de Nuestra Señora. Por eso son tantas las costumbres marianas, que empapan la vida diaria de los hijos de Dios en esta Obra de Dios.