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La imagen de estas jornadas es sencilla y bien significativa del contenido de la JMJ 2011
Madrid abre ya sus puertas para acoger la Jornada Mundial de la Juventud; encuentro de jóvenes con Benedicto XVI, acompañado de cientos de obispos, miles de sacerdotes, seminaristas, consagrados e innumerables familias venidas de los cinco continentes. Todos muestran la riqueza variada de los discípulos de Jesús que forman hoy la Iglesia de Jesucristo.
Del 16 al 21 de agosto viviremos un tiempo de reflexión y comunicación de la fe, mirando al futuro. La mochila de la JMJ contiene el kit de supervivencia en la fe para transmitirla a las próximas generaciones del tercer Milenio.
El logo de la JMJ
La imagen de estas jornadas es sencilla y bien significativa del contenido de la JMJ 2011. Destaca a la vista la M de Madrid, la ciudad que acoge esta celebración de la fe, pero sobre todo es la M de María, Patrona coronada de la Villa en su advocación de Santa María la Real de la Almudena, Madre de la Iglesia que acoge en su seno a multitud de creyentes de toda raza y condición. Así ocurrió desde Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino sobre la primera comunidad de hombres y mujeres congregados en torno a María. Si nos fijamos, veremos también en esa M a tres creyentes que se dan la mano con alegría, formando comunidad de fe, esperanza y caridad. Y pueden hacerlo porque miran a la Cruz de Jesús, donde reside la salvación del mundo.
Responder a la invitación del Papa
Se preparan muchas actividades para esta fiesta de la fe que a todos convoca: No solo a los más jóvenes, sino a las familias, a los profesores o a los agentes sociales. Vivimos un encuentro con Jesucristo y se habla de la evangelización del tercer Milenio y de la fe cristiana que vitaliza a la ciencia, a la cultura, a las artes y a los deportes.
Benedicto XVI ha dirigido un importante mensaje para preparar esta Jornada de Madrid, glosando unas palabras del Apóstol Pablo escritas a los discípulos de Colosas: Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe. Vale la pena fijarse en algunas ideas expuestas en este mensaje sobre estos tres núcleos: estar bien arraigados en Jesucristo, edificar sobre Él y ser firmes en la fe.
Arraigados en Cristo
La primera imagen es la del árbol, firmemente plantado en el suelo por medio de las raíces, que le dan estabilidad y alimento. Sin las raíces sería llevado por el viento y moriría. De ahí que el Papa pregunte: ¿Cuáles son nuestras raíces? Naturalmente, los padres, la familia y la cultura de nuestro país son un componente muy importante de nuestra identidad.
Abre su corazón para recordar su propia juventud cuando tomó conciencia de que el Señor le llamaba para ser sacerdote arraigado en Jesucristo. Su vocación se fue fraguando, incluso durante la guerra y después de ella, para adquirir solidez tanto en el seminario como en la universidad: Tuve que preguntarme: ¿Es este de verdad mi camino? ¿Es de verdad la Voluntad del Señor para mí? ¿Seré capaz de permanecerle fiel y estar totalmente a disposición de Él, a su servicio? Una decisión así también causa sufrimiento. No puede ser de otro modo. Pero, después tuve la certeza: ¡Así está bien! Sí, el Señor me quiere, por ello me dará también la fuerza. Escuchándole, estando con Él, llego a ser yo mismo. No cuenta la realización de mis propios deseos, sino su Voluntad. Así, la vida se vuelve auténtica.
Edificados sobre Jesucristo
Jesús habló del hombre sensato que edifica su casa sobre roca y del insensato o necio que la edifica sobre arena. De ahí la importancia de construir la propia vida sobre Jesucristo, el único que encarna a la perfección la imagen bíblica de la Roca, aplicada antes al Dios de Israel. Y no deja de ser significativo que el mismo Jesús cambie el nombre de Simón por el de Pedro o roca, Kefas en griego, porque este apóstol va a confirmar en la fe a los discípulos como Vicario suyo en la Iglesia indestructible.
Benedicto XVI es ahora el 265 sucesor de Pedro, el Pontífice o constructor de puentes, para unir a los hombres con Dios y anclar en Él la esperanza. La unión con el Papa, hoy como ayer, es necesaria para no perder el camino que abraza las dos orillas de las ilusiones humanas y de las llamadas de Dios. Por eso, vamos a participar con intensidad en esta JMJ en Madrid.
El Papa invita a cultivar la amistad con Jesucristo para afrontar con valentía la tarea de edificar, viviendo una fe firme y solidaria: No creáis a los que os digan que no necesitáis a los demás para construir vuestra vida. Apoyaos, en cambio, en la fe de vuestros seres queridos, en la fe de la Iglesia, y agradeced al Señor el haberla recibido y haberla hecho vuestra.
Firmes en la fe
Video meliora proboque, deteriora autem sequor. Estas palabras del poeta latino Publio Ovidio Nasón vienen a decir: Veo con claridad que estoy llamado a lo mejor, a la virtud, y lo apruebo sinceramente, pero luego soy débil y sigo el camino de lo peor. Es la fragilidad humana que destaca la distancia entre los buenos deseos ineficaces y la escasa coherencia en las obras.
Además, nuestro contexto cultural alberga una fuerte corriente de laicismo que intenta apartar a Dios de la vida de las personas y la sociedad, planteando e intentando crear un paraíso sin Él. Pero, entonces, este mundo se convierte en un infierno donde prevalece el egoísmo, las divisiones entre las personas, las familias y los pueblos.
Esa experiencia humana de falta de sintonía entre los buenos deseos y las obras realizadas constituye una experiencia común a todos los hombres y mujeres, pero los cristianos conocemos la solución al problema moral para hacer el bien. Se trata de ser coherentes con la fe, que une la fuerza de Dios y la valía humana. De ahí que Benedicto XVI escriba que: Cuando las personas y los pueblos acogen la presencia de Dios, le adoran en verdad y escuchan su Voz, se construye concretamente la civilización del amor, donde cada uno es respetado en su dignidad y crece la comunión, con los frutos que esto conlleva.
Vuelve Juan Pablo II
Juan Pablo II ha dejado una huella imborrable en el mundo y principalmente entre los cristianos, hasta el punto de que muchos ven situada su niñez y juventud en las coordenadas de este Papa Grande ya beatificado por la Iglesia.
Hemos vivido muchos años acompañados con las fotografías e imágenes de Juan Pablo II recorriendo el orbe entero; películas que nos han contado su vida desde la infancia, donde no es difícil advertir que la mano de Dios guiaba sus pasos con amor, aun en medio del sufrimiento, porque estaba forjando un auténtico líder espiritual para introducir la Iglesia en el nuevo milenio. La beatificación de este Papa Grande pone hoy ante nosotros un ejemplo de cómo se puede amar de verdad a Dios y al mundo, siendo a la vez modernos y profundamente fieles a Jesucristo, como dijo en Madrid.
El quinto Viaje apostólico de Juan Pablo II a España en mayo del 2003, congregó a dos millones de personas en los actos programados y en los recorridos por Madrid. Precisamente en el aeródromo de Cuatro Vientos, donde la JMJ reúne a los jóvenes venidos de los cinco continentes, el beato Juan Pablo II invitaba a ser promotores de la paz en el mundo: Responded a la violencia ciega y al odio inhumano con el poder fascinante del amor. Venced la enemistad con la fuerza del perdón. Manteneos lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia. Testimoniad con vuestra vida que las ideas no se imponen, sino que se proponen. ¡Nunca os dejéis desalentar por el mal! Para ello necesitáis la ayuda de la oración y el consuelo que brota de una amistad íntima con Cristo.
La mochila de la JMJ
Se dan los últimos retoques de logística: organización, alojamientos, voluntariado y ceremonias para esta JMJ. La Iglesia tiene puesta mucha esperanza en Madrid y trabaja sin pausa hasta el final. Es más, la JMJ no terminará cuando el Papa Benedicto XVI vuele a Roma y los miles de participantes regresen a su lugar de origen. Entonces empezará la siega para recoger los frutos de tanta buena siembra. Mejorará la organización de acontecimientos ordinarios, aumentará la participación de los fieles en la vida de la Iglesia, se extenderá la evangelización a nuevos ámbitos de la cultura, la universidad o el arte, y muchos darán el paso para responder a una vocación de entrega como sacerdotes, dedicados plenamente a tareas apostólicas en medio del mundo o como consagrados.
La mochila de la JMJ seguirá con nosotros recordando que su contenido vale para todo el año. Esa mochila que el Cardenal Antonio Mª Rouco presentó al Papa antes de estas Jornadas. En su interior mostraba el YouCat, un libro de preguntas y respuestas, ilustradas con representaciones artísticas, a modo de puerta al Catecismo, siguiendo los cuatro núcleos que definen la fe católica: Qué creemos, cómo celebramos los misterios cristianos, cómo obtenemos la vida en Cristo y cómo debemos orar. Son preguntas que nos hacemos durante esta celebración festiva que permanecerán también en los próximos meses y a lo largo de la vida. Junto a esto, esa mochila contiene los mapas y planos para no perder el camino de la fe, el kit de supervivencia en medio de las luchas diarias, y el rosario para cambiar el mundo, cambiando el propio corazón.
En el prólogo del YouCat, Benedicto XVI invita a estudiar y vivir la fe: Algunas personas me dicen que el catecismo no interesa a la juventud de hoy pero yo no creo en esta afirmación y estoy seguro de que tengo razón. Los jóvenes no son tan superficiales como se les acusa; quieren saber en qué consiste realmente la vida. Los jóvenes, pues, tienen la última palabra. Y las familias, los padres y profesores debemos trabajar para que esta generación recoja el testigo de la fe, como dice uno de los carteles: Necesitamos tu tiempo, tus ganas, tu fuerza, tu idealismo, tu juventud, tu alegría… Te necesitamos a ti.
Jesús Ortiz López. Doctor en Derecho Canónico
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