Quien no esté dispuesto a servir que no se case. La felicidad siempre viene por el servicio, no por el egoísmo. Para ser feliz lo que hay que hacer es olvidarse de uno mismo por amor
Me comentaba un amigo que un hijo suyo a punto de casarse, en los días previos, cuando las dudas y los temores aparecen con fuerza le preguntó si creía que iba a ser feliz, si se adaptaría, si conseguiría aquello que esperaba…
Medio en broma le contesté: Tú no te debes casar. Eres un egoísta; todo lo que me has preguntado es acerca de cómo te encontraras tú. Tú lo que debes de pensar es si eres capaz de hacer feliz a tu novia, si estás dispuesto a entregarte a tus hijos cuando los tengas, si puedes olvidarte de tus gustos y caprichos, para atender a los demás. Si eres capaz de convivir en un ambiente exigente. Tú te casas para hacer feliz al otro y eso requiere olvidarse de uno mismo. Sin dramatismos. Sin sensación de víctima.
Llevaba razón este amigo. Quien no esté dispuesto a servir que no se case. La felicidad siempre viene por el servicio, no por el egoísmo. Para ser feliz lo que hay que hacer es olvidarse de uno mismo por amor. Esto suena actualmente, en muchos casos, de manera muy rara. Pero como decía el poeta, la verdad es siempre verdad, aunque se piense al revés. Si uno no lo cree que mire la sociedad actual, el sufrimiento más grande que existe es en el terreno de las relaciones, de las familias.
Siguiendo con lo de mi amigo diré que me pareció muy interesante lo que me dijo. Es lógico que uno se pregunte como va a estar, pero no de una manera obsesiva. Lo que uno tiene que comprobar en un noviazgo es su capacidad de entrega y la de la persona con la que se va a casar. Si realmente están preparados, o se quieren preparar, para educar hijos, teniendo en cuenta que una persona no educada, no puede ser feliz. El mayor daño que se le puede hacer a un hijo es no educarlo.
Todo camino de amor es un camino de entrega, funcionen o no lo sentimientos. Si somos capaces de convivir con nuestras virtudes y defectos, con nuestras creencias y valores. Esa es la mayor decisión que se va a tomar en la vida. Con quien la voy a compartir. Sobre todo si tiene la absoluta seguridad de que esta relación no se va a romper suceda lo que suceda, se sienta lo que se sienta.
Si no es así, se romperá, porque la vida no es muy larga, pero sí muy ancha, pasa de todo, mayormente si uno deja abierta la puerta, tan común en nuestros días, de «si esto no funciona» … Motivos los buscaremos… Es muy bueno preguntarnos si nuestras relaciones están centradas en mi o en el otro. Una buena relación con familia, amigos, esposa, o quien sea, es querer lo mejor para el otro y hacer lo posible para que así sea.
La capacidad de entrega personal, de entrega al otro, de renuncia por amor, eso es lo que hay que ir conociendo en un noviazgo, eso es lo que nos llevará a poder formar una familia feliz. Tengamos en cuenta que el noviazgo es el primer paso de una continuidad: noviazgo, familia e hijos. Por tanto, el noviazgo es muy importante para la felicidad de nuestros hijos.
Si por el contrario, la entrega que se da en el noviazgo es la sexual, estaremos haciendo lo contrario. La sexualidad en el noviazgo tiene mucho de buscarse a sí mismo. Por este camino, el de buscarse a si mismo, habría que buscar la causa del fracaso de muchos matrimonios. Se va al matrimonio, no a dar, sino a que me den. Cuando esto ocurre el amor brilla por su ausencia. O se esfuerza uno por querer o no se podrá ser feliz. La felicidad implica esfuerzo.
Si hasta ahora no lo has hecho así, empieza. Si no lo ves necesario; mejor no te cases.