El día 18 comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que culmina con la fiesta de la conversión de San Pablo
Raimo Goyarrola, vicario general de la Diócesis de Finlandia − un país de referencia en el diálogo y en el avance por la unidad de las confesiones cristianas− cree que el centenario de la Virgen de Fátima supondrá un impulso especial en la unidad de los cristianos: una prioridad del Papa que se construye siendo muy humanos y estando muy unidos en torno al Santo Padre, primero entre todos los católicos, e insiste en ese cálido viento del norte del acercamiento que construye puentes y hace efectiva la unidad, paso a paso.
El Octavario por la Unidad de la Cristianos de 2017 es distinto. La tradición de rezar por esta prioridad de todos los Papas ocho días antes de la festividad de la Conversión de San Pablo este año no será igual. En mayo de 2017 se celebra el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima, y los católicos que trabajan por la unidad en países con mayoría de otras confesiones cristianas confían en que eso no será sólo una carambola en el calendario.
Las visitas del Papa a países claves en el abrazo entre hermanos, los 100 años del milagro de Fátima, y el trabajo, la oración, y el ejemplo de tantos católicos que hacen de la unidad el motivo de sus vidas sirven de marco para que el Octavario no sea una práctica más de piedad, sino ocho días de pasión y unidad a la prioridad número uno del Papa Francisco.
¿Hasta qué punto la unidad de los cristianos es una prioridad del Papa Francisco?
Como sucesor de Pedro, la unidad de los cristianos es una de las prioridades de cualquier Papa. Francisco ha afirmado recientemente que es una de sus principales preocupaciones y reza para que la compartan todos los bautizados.
Desde el comienzo de su ministerio el Papa Francisco ha insistido en salir a la periferia. Según mi interpretación en clave ecuménica eso significa intentar conocer y amar a los cristianos no católicos más alejados del corazón de la Iglesia que está en Roma. Las comunidades nacidas del luteranismo y de la Reforma protestante históricamente han sido muy distantes. El reciente viaje del Papa al norte de la periferia geográfica y cristiana de Europa ha resultado muy significativo.
Desde Finlandia, donde el ecumenismo da pasos importantes, ¿cómo se sueña esa unidad?
Si Dios quiere, este año finalizará una nueva fase del Diálogo teológico oficial entre la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica-Luterana de Finlandia. El titular “La Iglesia luterana de Finlandia acepta el ministerio petrino” no está lejos de ser realidad. Soñar es ver con los ojos de Cristo y Él quiere la unidad. Es cuestión de dejar actuar al Espíritu Santo. Y aquí en Finlandia sopla muy fuerte.
¿Qué impronta ha dejado en el país la reciente visita del Papa?
El viaje del Papa a Suecia ha dejado una huella imborrable en todo el norte europeo, también en Finlandia. Curiosamente, Francisco fue invitado por los luteranos con motivo de la conmemoración del 50 aniversario de la Federación Luterana Mundial y del 500 aniversario del comienzo de la Reforma luterana. En la práctica, el motivo real ha sido la necesidad, incluso física, por parte de los luteranos, de estar con el Papa.
En los media y entre la gente de a pie se ha hablado y se habla más del Papa que de la Reforma. Los cristianos no católicos experimentan la necesidad de un centro, de una referencia mundial, de un pastor común. Nadie duda que esa misión corresponde al Papa.
En países de perenne tradición católica la unidad de los cristianos puede parecer una necesidad bonita, pero distante. ¿Qué aconseja a los cristianos para implicarse en esta prioridad se viva donde se viva?
Jesús rezó en la última Cena por la unidad de sus discípulos, que sean uno para que el mundo crea. Vivimos en el mundo al que queremos de verdad. Además, todos estamos rodeados de nuestro pequeño mundo: familia, amigos, colegas de trabajo, vecinos. Ecumenismo también significa buscar querer a todos, disculpar a todos, servir a todos. Son ondas centrífugas interconectadas. En mi mano está ese ecumenismo casero. Allí donde estoy: unir y no separar. Así, el mundo global también estará más unido, será más bueno.
En países de mayoría católica, quizá el primer ecumenismo es respetar y valorar los diversos carismas, espiritualidades y vocaciones que se dan en la propia Iglesia Católica. No caer, como repite el Papa Francisco, en la crítica, la envidia, el recelo. Estamos todos en la misma barca y, ahora, a algunos les toca levar anclas, a otros remar, a otros elevar velas, y a otros estar en la bodega... Todos a una. Esta unidad en la barca de Pedro atraerá a los diversos botes salvavidas de otras confesiones cristianas a subirse a bordo y navegar juntos y seguros en este revuelto mar del mundo.
Hace más de un año salía a la calle Cálido viento del norte, un libro que vio la luz poco después de la muerte de su autor, José Miguel Cejas ¿Alguna historia interesante sucedida tras su publicación?
Cuando entregué una copia del libro a los entrevistados aquí en Finlandia todos se mostraron muy conmovidos al saber que José Miguel murió mientras daba catequesis a unos jóvenes después de su jornada normal de trabajo. Ojalá puedan decir también de nosotros que murió con las botas puestas. Indudablemente, ver en un mismo libro testimonios de cristianos de diversas confesiones que aman al mismo Jesús y que su gracia actúa en todos ellos nos llena de esperanza. La gracia es el cemento que une, es el agua que refresca, es el alimento que conforta. Esas personas del libro no son superhéroes de cómics, son gente normal que han decidido contribuir a que este viento cálido de la gracia de Dios llegue a cuantas más personas, mejor. Ese libro tiene un capítulo abierto con tu nombre. Sólo debes rellenarlo. Está al alcance de tu mano.
Este año se celebra el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima. ¿Qué espera usted de la intercesión de la Virgen en este contexto de unidad de los cristianos?
Suelo decir que no existe la coincidencia sino la Providencia. En 1917 la Virgen María se apareció en Fátima con un mensaje de esperanza y de conversión. Mencionó a Rusia. Ese mismo año Finlandia se independizó de Rusia. Celebramos el centenario de ambos acontecimientos. La bandera de Finlandia tiene fondo blanco y la cruz azul: los colores de la Virgen de Fátima. Nuestra Madre va a hablar en este año. Quizás a través de Finlandia. Ojalá seamos capaces de escucharla. ¿Cómo? Rezando el rosario.
El rezo del rosario se está extendiendo también entre creyentes luteranos. Estoy convencido de que el rosario es un instrumento eficaz de unidad. El rosario es el watshap que enviamos a la Virgen y su respuesta inmediata. El rosario es la manguera que apagará incendios de odio y regará corazones estériles haciendo florecer una nueva primavera en la Iglesia y en el mundo. Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam!, repetía san Josemaría.
¿Qué echa de menos un católico en un país en el que son clarísima minoría de los que viven en países no confesionales, pero mayoritariamente católicos?
El número de creyentes, en cuanto tal, no es tan importante. Lo que cuenta es la intensidad de la luz y la calidad de la sal de mi vida cristiana independientemente de mayorías o minorías en una determinada sociedad. Saber que Dios cuenta con nosotros para que el mundo crea nos ha de llenar de optimismo, esperanza y alegría. Dios cuenta contigo. Tú eres importante para Él y para el mundo entero. En tus manos está ser esa luz, con la fe y coherencia de tu vida.
Y si se me permite una súplica: no os acostumbréis a tener cerca un sagrario. Ahí está la clave de todo. Aquí hay poquísimos y los católicos sienten sed de la presencia eucarística. Allí tenéis muchísimos: acudid a Él con agradecimiento y sembraréis la paz y la alegría que todos necesitamos.
Rezar por la unidad de los cristianos, así, en general, puede ser etéreo. ¿Nos ayuda a tener tres intenciones concretas a las que se pueda dedicar este octavario de oración?
La unidad de los cristianos es signo de la visibilidad del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Cuerpo de Cristo que es místico y también humano, pues Jesús es hombre. Defender el Cuerpo de Cristo es defender el hombre. Por eso, ser cristiano es ser muy humano. En este marco antropológico yo pediría que todos los cristianos:
● Sigamos defendiendo la vida humana desde su comienzo hasta el final. Hemos de ser servidores y cuidadores de las personas humanas, imágenes vivas de Dios. En concreto, en Finlandia estamos apoyando el desarrollo y difusión de los cuidados paliativos.
● Protejamos la familia y el matrimonio como su natural fundamento. El futuro de la humanidad se juega en la estabilidad de estos pilares. En marzo entra en vigor en Finlandia una ley confusa sobre el significado del matrimonio. Pensamos que la verdad y belleza del matrimonio son defendibles con la razón y el respeto.
● Barriendo de nuevo para casa, pidamos por el Documento conjunto católico-luterano que saldrá este año en Finlandia para que sea una referencia mundial para todos los cristianos no católicos que les ayude a dar un paso decisivo para volver a estar todos juntos y disfrutar del viaje de la vida en la hermosa barca de Pedro.
Fuente: opusdei.es.
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