A pocos días de la JMJ de Cracovia habla el que fue secretario particular de Papa san Juan Pablo II
A pocos días del encuentro internacional de espiritualidad y cultura para los jóvenes de todo el planeta, que se llevará a cabo del 26 al 31 de julio en Cracovia, Vatican Insider entrevistó al cardenal Stanisław Dziwisz, arzobispo de la ciudad polaca e histórico secretario particular de Papa Wojtyla.
Eminencia, la Jornada Mundial de la Juventud está a la vuelta de la esquina: ¿qué espera de los días que se vivirán en Cracovia?
Estoy seguro de que la JMJ de Cracovia será una experiencia inolvidable para muchísimos jóvenes que vendrán de todo el mundo. Tengo muchas esperanzas en esta JMJ en la ciudad de San Juan Pablo II y de Santa Faustina: pido al Señor que el mensaje de la misericordia divina llegue profundamente a las almas de muchos chicos, tanto católicos practicantes (y que ciertamente se pueden acercar más a Jesús), como entre los que todavía no conocen la fe, para que puedan experimentar en estos días la gracia divina y comenzar un camino cristiano que los lleve a la felicidad.
En particular, espero que los frutos espirituales de la JMJ sean particularmente abundantes en los jóvenes de Cracovia. Ellos serán los anfitriones de sus coetáneos, y esto implica un trabajo generoso de preparación, de dedicación a los demás. ¡Pero esto siempre es premiado por Dios! Entonces, espero que muchos jóvenes se hagan una pregunta vocacional en estos días, y, si el Señor les pide que lo sigan, que le digan que sí. Espero, pues, que la JMJ sea un momento importante para la renovación espiritual de Cracovia, de Polonia y de la juventud de todo el mundo.
¿Qué tanto contará el miedo por el terrorismo? ¿Usted tiene miedo?
Creo que en Cracovia no hay miedo. Claro, el ambiente internacional es difícil, pero no es la primera vez que se organiza una JMJ en circunstancias difíciles: estoy pensando en Toronto, en 2002, a nueve meses del 11 de septiembre. Además, el gobierno polaco ha aumentado las medidas de seguridad. Se puede decir que la JMJ 2016 es un evento seguro.
¿Cómo describiría el Pontificado de Papa Francisco? ¿Se puede relacionar directamente con el de Juan Pablo II? ¿En cuáles aspectos?
El Pontificado de Francisco es motivo de gran alegría y de gracia para todos. Es evidente que el Señor nos manda muchos dones a través del ejemplo del Papa con su magisterio. Todos nos sentimos impulsados a hacer más, a seguir a Cristo más cerca cada día. Este Pontificado está relacionado indisolublemente con el de Papa Benedicto XVI y con el de San Juan Pablo. Se ve en muchas cosas, sobre todo en el mensaje sobre la Misericordia de Dios. Basta recordar la encíclica Dives in misericordia de Juan Pablo II y la Deus caritas est de Benedicto XVI. Debemos estar muy contentos y agradecer al Señor por un don que ha regalado a la Iglesia católica, que es la continuidad del magisterio.
En la actualidad el tema de los migrantes es muy importante y está en el centro de la atención mediática y de las polémicas políticas, debido a las implicaciones sociales y económicas, pero también religiosas que conlleva y por posibles vínculos con el terrorismo. ¿Cómo habría que afrontar esta situación, desde cuáles puntos de vista?
La crisis de los migrantes es uno de los grandes problemas de nuestro tiempo. Tal vez ahora lo vemos con angustia porque Europa está involucrada en primera persona, pero tal vez es culpa nuestra si no nos dimos cuenta antes, debido al egoísmo de nuestro continente, puesto que las migraciones de masa han existido en las últimas décadas en África y en Asia. Creo que, al respecto, hay dos puntos firmes: las personas están antes que nada. El Papa nos recuerda constantemente que todos tienen derechos humanos y que todos deben ser tratados como tales. Es nuestra tarea, como cristianos, cuidarlos, ayudarlos y protegerlos.
El segundo punto tiene que ver con las autoridades públicas, que se deben ocupar de las emergencias públicas y pensar a breve y largo plazo. Son ellas las que deben garantizar que los prófugos tengan un trato digno y solidario y evitar los riesgos de las personas que quieren usar las vías hacia Europa con fines peligrosos. Además, están llamadas a resolver las causas de esas migraciones: hacer lo posible para que todos puedan vivir en el propio país en paz y tranquilidad. No podemos solo preocuparnos porque vienen y “crean” un problema, sino que debemos comprometernos para que puedan progresar en sus tierras, que es lo que todo ser humano quiere. Esto exige un compromiso internacional, que, desafortunadamente, no se ve.
¿Qué le parece el futuro de Europa? ¿Qué sugerencias daría en esta fase tan delicada?
Europa se encuentra frente a una encrucijada política, pero no solo. Lo hemos visto con la Brexit. Hay que hacer un examen de conciencia: una Unión basada solo en el interés económico falla cuando no funciona la economía o se da más de lo que se recibe… Y peor aún cuando hay intentos de homogeneización cultural en contra de las raíces cristianas de muchos países europeos. Estos momentos de dificultad nos sugieren que volvamos al espíritu de la unificación europea promovido por verdaderos cristianos como Alcide De Gasperi, Roberto Schuman. En este sentido, me acuerdo del mensaje de Juan Pablo II desde Santiago de Compostela en 1983: ¡Europa, sé tú misma!. Lo dijo también muy bien Francisco hace algunos meses desde Estrasburgo: solamente volviendo a nuestros valores Europa podrá dar una contribución válida a sus habitantes, en primer lugar, y al resto de la tierra.
¿Cuáles palabras de Papa Wojtyla utilizaría para los jóvenes de hoy?
La mayor parte de los jóvenes que vienen a Cracovia para la JMJ no tuvo la posibilidad de conocerlo. Espero que todos ellos reunidos alrededor de Papa Francisco, mediante nuestra fe en la comunión de los santos, también se encuentren con Juan Pablo II. Tuve la gracia de estar a su lado no solo en los encuentros mundiales de los jóvenes, sino también durante sus viajes apostólicos a diferentes países del mundo.
Puedo, pues, atestiguar que él sabía encontrar palabras para animar a los jóvenes y para enseñarles a tomar decisiones sabias. Repetía: «Tienen que exigirse, aunque los del no les exijan». Y explicaba: «Cada uno encuentra en la vida una dimensión, tareas que debe asumir y cumplir. Una causa justa, por la que no se puede no luchar. Algo deber, alguna obligación que no se pueda eludir. De la que no sea posible desertar. Hay que defender y mantener un cierto orden de valores y de verdad, dentro de uno y alrededor de uno. Sí: defender para sí y para los demás».
Entrevista de Domenico Agasso Jr.
Fuente: lastampa.it/vaticaninsider.es.
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