Video-mensaje del Papa al Movimiento “Juntos por Europa”
“Si toda Europa quiere ser una familia de pueblos: que vuelva a poner en el centro a la persona humana, que sea un continente abierto y acogedor, que siga realizando formas de cooperación no sólo económica sino también social y cultural”, dijo el Papa Francisco en un video-mensaje a los participantes en el 4° Encuentro Internacional de las Comunidades y Movimientos cristianos de ‘Juntos por Europa’, reunidos en Múnich, Alemania, bajo el lema: “Encuentro - Reconciliación - Futuro”.
El evento que inició el pasado 30 de junio y culminó este 3 de julio quiere transmitir un signo fuerte de esperanza. A través de varias intervenciones, testimonios, cantos, oraciones, desea dar testimonio de que la unidad es posible, y que la reconciliación es la puerta para la unidad en la diversidad.
Queridos amigos Juntos por Europa: sé que estáis reunidos en Múnich muchos movimientos y grupos provenientes de varias Iglesias y Comunidades, para vuestro congreso titulado: “Encuentro - Reconciliación - Futuro”.
Tenéis razón. Es hora de que nos pongamos juntos para afrontar con verdadero espíritu europeo las problemáticas de nuestro tiempo. Además de algunos muros visibles, se refuerzan también los invisibles, que tienden a dividir este continente. Muros que se alzan en los corazones de las personas. Muros hechos de miedo y agresividad, de falta de comprensión hacia las personas de distintos orígenes o convicciones religiosas. Muros de egoísmo político y económico, sin respeto a la vida ni a la dignidad de cada persona.
Europa se encuentra en un mundo complejo y fuertemente en movimiento, cada vez más globalizado y, por eso, cada vez menos euro-céntrico.
Si reconocemos estas problemáticas actuales, debemos tener el valor de decir: ¡necesitamos un cambio! Europa está llamada a reflexionar y a preguntarse si su inmenso patrimonio, impregnado de cristianismo, pertenece a un museo, o por el contrario, es capaz todavía de inspirar la cultura y de ofrecer sus tesoros a toda la humanidad.
Estáis reunidos para afrontar juntos estos desafíos abiertos en Europa, y para mostrar testimonios de una sociedad civil que trabaja en red para la acogida y la solidaridad hacia los más débiles y desafortunados, para construir puentes, para superar los conflictos declarados o latentes.
La historia de Europa es la historia de un continuo encuentro entre el Cielo y la tierra: el Cielo indica la apertura a lo Trascendente, a Dios, que desde siempre ha caracterizado al hombre europeo; y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar situaciones y problemas.
También vosotros, comunidades y movimientos cristianos nacidos en Europa, sois portadores de múltiples carismas, dones de Dios para ponerlos a disposición. “Juntos por Europa” es una fuerza de cohesión, con el claro objetivo de traducir los valores, que son la base del cristianismo, en una respuesta concreta a los desafíos de un continente en crisis.
Vuestro estilo de vida se basa en el amor recíproco, vivido con radicalidad evangélica. Una cultura de la reciprocidad significa: confrontarse, estimarse, acogerse, sostenerse mutuamente. Significa valorar la variedad de los carismas, para converger hacia la unidad y enriquecerla. La presencia de Cristo entre vosotros, transparente y tangible, es el testimonio que induce a creer.
Toda unidad auténtica vive de la riqueza de las diversidades que la componen, como una familia, que está más unida cuanto más cada uno de sus componentes sea profundamente sí mismo sin miedo. Si toda Europa quiere ser una familia de pueblos, que vuelva a poner en el centro a la persona humana, que sea un continente abierto y acogedor, que siga realizando formas de cooperación no sólo económica sino también social y cultural.
Dios siempre trae novedad. ¡Cuántas veces lo habéis experimentado ya en vuestra vida! ¿Estamos también hoy abiertos a sus sorpresas? Vosotros, que habéis respondido con valentía a la llamada del Señor, estáis llamados a mostrar su novedad en la vida y así, hacer florecer los frutos del Evangelio, frutos germinados de las raíces cristianas, que desde hace 2000 años nutren a Europa. ¡Y daréis frutos aún más grandes! Mantened la frescura de vuestros carismas; tened vivo vuestro “juntos”, y ¡ampliadlo! Haced que vuestras casas, comunidades y ciudades sean laboratorios de comunión, de amistad y de fraternidad, capaces de integrar, abiertos al mundo entero.
¿Juntos por Europa? hoy es más necesario que nunca. En una Europa de muchas naciones, vosotros dais testimonio de que somos hijos del único Padre y hermanos y hermanas entre nosotros. Sois una semilla de esperanza preciosa, para que Europa redescubra su vocación de contribuir a la unidad de todos.
Fuente: vatican.va.
Traducción de Luis Montoya.
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