Desde no criticar a los conductores con los que nos cruzamos a llamar a alguien con quién hace tiempo que no hablamos. Hemos propuesto 40 pequeñas acciones, que entran dentro de la limosna, la penitencia y la oración, para vivir estos días de Cuaresma.
Aunque las pequeñas entregas y prácticas de piedad son personales, hemos seleccionado 40 cosas que pueden ayudar a vivir este tiempo en torno a los tres ejes alrededor y que pueden ser de ayuda para todo tipo de personas.
Se puede hacer una cada día, o varias, o hacer un calendario de Cuaresma.
Llamar a alguien a quien hace tiempo que no llamas. No escribir un mensaje, no. Llamar y dedicar unos minutos al menos a escuchar a esa persona que hace tiempo que no atiendes.
Dar el dinero del café. A un pobre, a la parroquia o a una comunidad monástica a través de un donativo. (O invitar a un café al pobre de tu parroquia).
Rezar un misterio del Rosario. (o dos, o todo el Rosario).
Subir por las escaleras. Siempre que se pueda y la salud lo permita.
Ir a Misa. Si no sabes cómo o dónde, esta aplicación puede ayudarte.
Poner el móvil boca abajo en las comidas.
Rezar un AveMaría por la persona que hemos criticado.
Dar las gracias a quien te atienda en el supermercado.
Dejar una propina en el bar del desayuno (o de la comida).
No maldecir al conductor de enfrente (ni a su familia). Una manera muy práctica de ejercitar la paciencia.
Terminar de trabajar a la hora. Y atender a la familia en casa.
No tomar un postre.
Invitar a un amigo a una acción de caridad. Si no acude, no pasa nada, es libre de no hacerlo.
Rezar el Via Crucis. Una práctica de piedad muy unida a la Cuaresma que puedes rezar en casa, incluso.
Cambiar un día el capítulo de la serie por una hora de lectura.
Ordenar el trastero (o la habitación, o la cajonera).
Rezar un Padrenuestro por el Papa.
Donar una prenda de ropa (o entregar el dinero que hubiéramos destinado a una compra de ropa a una obra de caridad).
Acudir a dar una cena o una comida a un comedor de caridad. Sólo o con la familia.
Hacer un retiro espiritual. Lo más top de la Cuaresma porque une oración, penitencia y limosna de tiempo.
Arreglar ese mueble, electrodoméstico, bicicleta… y evitar una compra innecesaria. (Si es de alto nivel o tema eléctrico, mejor llama a un profesional).
Limpiar los vasos que utilices, en el trabajo, en casa.
Sacar el friegaplatos (antes de que lo haga otra persona de la casa).
Saludar a los vecinos, también a la familia antipática del final del pasillo (en su defecto, a los compañeros de trabajo menos agradables).
Rezar cinco minutos en silencio. Si ya lo haces, alarga cinco minutos más.
No protestar de la temperatura ambiental, lluvia o viento.
Acudir a la Confesión. Si lo hacemos de manera frecuente, hacer una confesión general.
Celebrar bien, y con los demás, las fiestas que caigan en este tiempo.
Felicitar / agradecer la tarea de un compañero de trabajo.
Regalar a alguien algo personal que nos gusta demasiado: un jersey, unos pendientes, un cuaderno o un bolígrafo. Algo nuestro con lo que pensamos que “no podemos vivir sin ello”.
Hacer un pequeño examen de conciencia por la noche.
Invitar a comer a tu casa al párroco de tu parroquia (mejor un sábado que ya no hay problemas de menú).
Tomar una copa/cerveza menos en una fiesta.
Ver una película o serie que te ayude a vivir la Cuaresma. The Chosen es una buena opción.
Regalar un libro que ayude a rezar a otra persona. (Válido para libros electrónicos).
Rezar el Ángelus o alguna oración pequeña (es muy útil ponerse una alarma en el móvil).
No coger el móvil en una tarde y escuchar a los que viven con nosotros.
Hacer “ayuno intermitente” de redes sociales.
Acudir en peregrinación a un santuario de la Virgen para pedir que nos ayude en este tiempo.