Antonia Salzano, madre de Carlo Acutis, habla en esta entrevista con ‘Omnes’ sobre su hijo, a quien considera "un gran signo de esperanza para los jóvenes", por la vida tan normal que llevó. El joven italiano, como cuenta su madre con alegría, será canonizado durante el próximo Jubileo
Federico Piana en omnesmag.com
“Una alegría grande e incontenible». La madre de Carlo Acutis desbordaba emoción al conocer la noticia de que el Papa Francisco, durante el Consistorio Ordinario Público del 1 de julio presidido en el Palacio Apostólico, había decidido que su hijo sería canonizado durante el Jubileo de 2025 en una fecha aún por determinar.
En conversación con Omnes, Antonia Salzano explica que esta noticia era esperada con ansiedad e inquietud: «Carlos tiene muchos devotos esparcidos por todo el mundo y la canonización permitirá ahora que el culto sea universal: esto nos dará también la posibilidad de llevar a cabo otras iniciativas en honor de Carlos como, por ejemplo, la construcción de una iglesia o la dedicación de algunas capillas».
Amor sin límites
El joven que pronto será elevado a los honores de los altares murió con sólo 15 años por una leucemia fulminante. En los tres días de agonía que precedieron a su muerte, Carlos declaró ofrecer sus dolorosos sufrimientos por el Papa y la Iglesia. Grande era su amor por la Eucaristía, a la que llamaba repetidamente «mi autopista hacia el Cielo», y por la Virgen: un amor sin límites que le llevaba a asistir diariamente a la Santa Misa y a rezar el Santo Rosario.
Como muchos chicos de su edad, era un apasionado del diseño de páginas web. Sigue siendo famosa su exposición en línea sobre los milagros eucarísticos, que ha cosechado millones de visitas en todo el mundo, hasta el punto de que hay quien espera que pueda ser designado patrón de Internet.
Atención a los más pequeños
«Carlo es un gran signo de esperanza para los jóvenes», explica su madre, «porque ha vivido lo que viven los jóvenes: las alegrías, los miedos, las esperanzas. Y Carlo les dice: ‘si yo lo he conseguido, vosotros también podéis’».
Está realmente segura de que su hijo es un acicate en el difícil pero fascinante camino hacia la santidad, porque Carlo «transmite valores que pueden ser compartidos por todos, incluso por creyentes y no creyentes. Realmente ha mirado muy intensamente a las periferias existenciales que tanto gustan hoy al Papa Francisco”.
En Milán, recuerda Antonia, «Carlo cuidaba los claustros, tenía un cuidado especial por los inmigrantes, se hizo amigo de ellos: en su funeral, la iglesia estaba llena, abarrotada, con muchos de ellos. Eran porteros, hombres del servicio, cuidadores: con ellos había trabado amistad. Para él, cada persona era un mundo, no hacía distinciones. Para todos tenía una sonrisa y una buena palabra».
Bálsamo para un mundo herido
El nuevo santo de sonrisa contagiosa puede ser un bálsamo para un mundo herido por las guerras, las divisiones, el odio, las incomprensiones. Como dice la madre: “Estaba acostumbrado a tender puentes. Acogía a todo el mundo. Estas guerras surgen de la rivalidad, la envidia, el ansia de posesión y de poder. Carlo, en cambio, era un niño que renunciaba incluso a un par de zapatos porque era consciente de que hay tanta gente muriéndose de hambre en el mundo. Me decía: ‘mamá, con un par de zapatos me basta, en vez de gastar dinero en zapatos nuevos ayudemos a los enfermos. Hagamos una buena obra’».
Ser esencial
Cuando Carlo era aún muy pequeño, tendría unos seis años, regañaba a sus primos pequeños por dejar siempre abierto el grifo del agua. Antonia aún lo recuerda: «Les decía: ‘no malgastéis el agua, es un bien precioso y un día se acabará’. Carlo ya tenía estos sentimientos en el corazón, estaba acostumbrado a vivir lo esencial. Viendo este mundo en el que en muchas naciones hay opulencia y despilfarro, mi hijo solía decir que la Tierra, en cierto modo, es un cubo de basura giratorio, y quizá no se equivocaba. Cuando iba a la playa en verano, su juego favorito era ir mar adentro con su bote y recoger la basura que salía a la superficie con las mareas altas».
Creciente devoción
La devoción por Carlo aumenta en el mundo cada día. Su madre no oculta el hecho de que «incluso ahora luchamos por mantenernos al día con todos los informes que llegan. Todos los días recibimos noticias de posibles milagros de curaciones y conversiones. Los que no lo conocen, ahora, con la próxima canonización, tendrán la oportunidad de saber más de él y rezarle».
Antonia recuerda entonces la extraordinaria exposición sobre los milagros eucarísticos que tuvo lugar cuando él enseñaba el catecismo y que tenía como objetivo dar a conocer a Cristo y hacerlo amar. Llegó a todos los continentes. Por ejemplo, sólo en Estados Unidos ha sido acogida en 10.000 parroquias. «A menudo Carlo», añade la mujer, «se maravillaba de las colas kilométricas para asistir a un concierto o a un partido de pelota, colas que no veía en la iglesia. Le disgustaba tanto que decía: ‘si la gente se diera cuenta de la importancia de la Eucaristía, las iglesias estarían tan llenas que la gente ya no podría entrar’».
Confesión frecuente
El amor de Carlo por la Eucaristía le llevaba a confesarse una vez a la semana. «Carlo», explica su madre, «intentaba, mediante constantes y asiduos exámenes de conciencia, quitar de su alma todas aquellas cargas que le impedían volar alto. Quería ser santo, pero decía en broma que no quería serlo como san Francisco, a quien amaba y consideraba un místico demasiado sublime para alcanzarlo. El Señor, en su bondad, le complació».
Los dos milagros
El primer milagro relacionado con la beatificación de Carlo, que tuvo lugar en Asís el 10 de octubre de 2020, se refiere a la curación de un niño brasileño que padecía una rara anomalía anatómica congénita del páncreas. El segundo, que permitió su santificación, se refiere a una niña costarricense, estudiante en Italia, que fue operada de un traumatismo craneal tras un accidente. Cuando su hija se debatía entre la vida y la muerte, la madre de esta pobre joven fue a rezar ante la tumba de Carlo, cuyos restos descansan en el Santuario del Despojo de Asís. «Aquella mujer se puso de rodillas ante la tumba de mi hijo», recuerda Antonia conmovida, «y permaneció allí todo el día: al final obtuvo esta gran gracia. Muchas personas en Costa Rica también se habían unido a sus oraciones. Su fe era heroica».
Instrumento de conversión
El hecho de que Carlo sea canonizado durante el Gran Jubileo de 2025 representa para Antonia una gran oportunidad para toda la Iglesia: «Mi Carlo es un instrumento de conversión. Puede ser un modelo para todos, especialmente para los jóvenes. El Jubileo es un tiempo de gracia, un tiempo en el que el Señor nos llama a cambiar de vida y a adherirnos al proyecto de santidad que Él tiene para cada uno de nosotros”. Hay una frase que a la madre de este nuevo santo le gusta repetir y que nunca olvidará: «Todos nacemos siendo originales, pero muchos mueren siendo fotocopias».
Dos películas sobre Carlo Acutis
Con ocasión de la próxima canonización de Carlo Acutis, Acontra+ pone a disponibilidad de sus usuarios las dos películas sobre «el influencer de Dios» dirigidas por José María Zavala: «El Cielo no puede esperar» y «El latido del Cielo».
En ambas cintas pueden encontrarse diversos testimonios de amigos y familiares que hablan sobre el joven Acutis, su exposición de los milagros eucarísticos y el impacto que ha tenido en la vida de cientos de personas.
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