El arzobispo greco-católico melquita de Homs, teme por el éxodo de los cristianos porque “de nada sirve la reconstrucción de las iglesias si no hay comunidades”
El cristianismo es la religión más perseguida del mundo. Uno de cada seis cristianos vive en un país con persecución religiosa y en la mayoría de los casos el Islam extremista es la principal causa de la violencia. Así lo recoge el Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo 2016, presentado recientemente por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
Esa es la realidad que viven a diario los cristianos sirios. En los últimos cinco años han pasado de ser el 10% al 2% de la población. Solo en la diócesis de Homs han muerto 420 cristianos a causa de la guerra. Su arzobispo, monseñor Jean Abdo Arbach, arzobispo greco-católico melquita ha pasado recientemente por Madrid para contar el sufrimiento de este pueblo que ya cuenta con 12 millones de desplazados. Monseñor Arbach está convencido de que detrás de los conflictos que azotan a Oriente Próximo hay “un plan para hacer desaparecer la presencia cristiana en la región”.
¿Qué tipo de guerra se vive en Siria?
No es una guerra civil. Tampoco es una guerra de oposición al Gobierno de Bashar al-Assad. Es una guerra internacional en la tierra de Siria. Hay casi más de 30.000 soldados rebeldes en Siria que no son sirios. Esa es la realidad. Es un conflicto alimentado de afuera para sembrar el caos en Siria y en todos los países de Oriente Próximo como ya pasó en Líbano, y como sucedió en Irak con la guerra del Golfo. El plan es dividir Oriente Próximo y vaciarlo de cristianos. Cuando empezó la guerra en Siria, hubo manifestaciones para pedir la democracia. ¿Dónde está la democracia? ¿En qué país de la región hay democracia?
¿Está en peligro de extinción la comunidad cristiana en Oriente Próximo?
Hay un gran miedo ante el éxodo cristiano porque no es bueno ni para Siria ni para la Iglesia. Nosotros tenemos muchos templos dañados y podemos reconstruirlos, pero una Iglesia sin comunidad, ¿sirve para algo? No. Esa es la primera herida de esta guerra. La segunda es que los cristianos que ya viven en Europa pierden su identidad porque pierden sus rituales antiguos. Además las segundas y terceras generaciones ya dejan de ser sirios. Son del país que los acoge. La pérdida de las identidades cristianas de Oriente Próximo es una cosa muy grave.
¿Son los cristianos el objetivo de esta guerra?
Todo el pueblo sirio sufre y está perseguido por el Daesh, pero los cristianos suelen ser las víctimas. Más que otros colectivos.
¿Se sienten los cristianos abandonados por la Iglesia de Occidente?
La Iglesia no ha abandonado de ninguna manera a los cristianos de Siria y de Oriente Próximo. Esto es una cosa muy importante. La Iglesia en todos los lugares reza y ayuda a los cristianos. Cuando el Papa convocó el día de oración por Siria cambió totalmente la situación.
El Papa pide a los líderes religiosos musulmanes que condenen el terrorismo, ¿ustedes que viven en un país de mayoría musulmana, creen que estos líderes ayudan a promover la paz?
Nosotros siempre hemos convivido y trabajado con los musulmanes. Antes de la guerra no teníamos ningún problema. Los líderes musulmanes moderados no están a favor del Daesh. Los líderes musulmanes de nuestro país son una cosa y los líderes musulmanes que pertenecen al Daesh son otra.
En Siria los cristianos tienen miedo de ir a la Iglesia?
Los cristianos no tienen miedo de ir a la iglesia, tienen miedo a las bombas. Hace un mes en Homs recibimos cinco cohetes cerca de la parroquia, pero la Iglesia siguió abierta y seguimos celebrando misa. Hace unos días estalló una bomba en la Iglesia latina. Nadie sabe cuándo va a ocurrir, pero eso no significa que cerremos nuestras iglesias.
Hay alguna iniciativa conjunta entre musulmanes y cristianos para pedir la paz?
En nuestras comunidades cristianas y musulmanas celebramos oraciones para pedir la paz porque este sufrimiento toca a todo el pueblo sirio. Las bombas no distinguen entre cristianos y musulmanes.
¿Qué futuro tienen los niños?
Esta pregunta es muy importante. Hay que trabajar con los niños en los centros de catequesis, con los educadores para formar bien a esta juventud que vive y piensa en la guerra. Para cambiar esta idea de la guerra que tienen los niños y los jóvenes hace falta mucha ayuda psicológica y educativa para poder sacarles de este drama. Esa es el trabajo más importante que ahora tiene la Iglesia entre sus manos.
Entrevista de Laura Daniele, en abc.es.
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