La mayoría de los anuncios nos animan a triunfar, a disfrutar… a seducir, a llevar una vida cómoda<br /><br />
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Es bueno que la publicidad diga también esto: “Hay más alegría en dar que en recibir”
Sigo con mi promesa de colgar todos los lunes un vídeo positivo: un spot que haga pensar, que aporte optimismo, que muestre que lo comercial es compatible con la ética. Hace dos semanas puse el anuncio de "las ranitas de hojalata", en el que unos nietos mexicanos robaban el corazón de su abuelo. En el de hoy, una niña de 5 ó 6 años nos roba por entero el corazón...
La mayoría de los anuncios nos hablan de ideales muy teñidos de egocentrismo: nos animan a triunfar, a disfrutar… a seducir, a llevar una vida cómoda; cifran la felicidad en ser admirados o deseados. " target="_blank">Éste que hoy os ofrezco no habla nada de todo eso. Habla de generosidad, de entrega, de dar lo mejor que tenemos, de sentirnos bien queriendo a los demás. Sobre todo, habla de la inocencia de los niños, de esa aspiración que todos debiéramos sentir por volver un poco a nuestra infancia. Y, allí, aprender a ser mejores.
Este anuncio fue realizado en Barcelona por la agencia Bassat & Ogilvy para la Asociación AFANOC (Asociación de Familiares y Amigos de Niños Oncológicos de Cataluña), y recibió un merecido galardón en el Festival Internacional de Cannes en el año 2003.
A mí me alegró que lo premiaran. Porque es bueno que la publicidad diga también esto: “Hay más alegría en dar que en recibir”. Y este mensaje no lo oímos demasiadas veces en la publicidad.