ZENIT.org (Entrevista de Carmen Elena Villa)
Se realizó el pasado mes de abril en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma el congreso Church communications: identity and dialogue (Comunicación de la Iglesia, identidad y diálogo). Decenas de expertos de Europa, América Latina, Estados Unidos y África hablaron sobre experiencias y estrategias comunicativas de la Iglesia en el tercer milenio.
Una de las últimas intervenciones fue El efecto de los viajes del Papa en la opinión pública, del profesor Norberto González Gaitano, profesor de la Universidad donde se realiza el evento, quien enfatizó el tema en el viaje del Papa a Estados Unidos en abril de 2008.
El viaje de Benedicto XVI fue seguido por un 84% de los americanos a través de los medios. Por otra parte, más del 60% de los estadounidenses manifestaron una opinión favorable al Papa, frente a un 17% no favorable. Y el 61 % del total consideró que la visita había superado sus expectativas.
El conferenciante realizó una investigación sobre una muestra representativa de todas las noticias relacionadas con la vida normal de la Iglesia en Estados Unidos publicadas dos meses antes y dos meses después de la visita del Papa. Además ha estudiado todos los sondeos realizados en ese país en los que se preguntan sobre la Iglesia y los sacerdotes.
Sobre el tema de su conferencia y sobre las luces que puede arrojar en la situación que vive actualmente la Iglesia, ZENIT entrevistó a González Gaitano, doctor en comunicación social en la Universidad de Navarra en España, consultor del Pontificio Consejo para las comunicaciones sociales y director del portal sobre familia y medios de comunicación FamilyAndMedia.eu.
¿Por qué quiso realizar esta investigación sobre el impacto que tuvo ante la opinión pública el viaje del papa Benedicto XVI a los Estados Unidos?
Viví por unos meses en Estados Unidos. Tenía la impresión de que algo había cambiado en las percepciones públicas y en los medios en relación a la crisis de los abusos sobre menores de parte de algunos sacerdotes. Ese tema ha estado en la agenda de los medios americanos desde el 2002. Asistí a un congreso en Estados Unidos de profesores de comunicación de numerosas facultades y había una mesa redonda que se ocupaba de religión y medios. Comentando allí mi intuición, los periodistas me dijeron que ellos también opinaban esto. Que el tema había dejado de ser noticia porque el Papa había afrontado tan claramente el problema en su viaje, que no era un tema de prioritario interés informativo. Quise investigar si esto era una mera intuición o no.
¿Cuáles fueron las características de esta investigación?
Fue una aproximación empírica: los verdaderos cambios, también sociales, ocurren en las conciencias de los hombres y por ello ninguna aproximación empírica podrá nunca medir los efectos de un viaje del Papa sobre las conciencias. Lo que esta investigación, u otro tipo de análisis empíricos han querido medir son los cambios en las percepciones, de los periodistas (opinión publicada) y del pueblo (opinión pública), es decir, lo que llamamos comúnmente imagen pública. Aquello que, no obstante los cambios en las conciencias, incluyendo las individuales, tienen después efectos externos, sólo que generalmente no se manifiestan inmediatamente sino a largo plazo.
¿Qué particularidades vio en este viaje del Papa?
El Papa iba invitado por las Naciones Unidas. Había una enorme expectación. Ratzinger, en cuanto Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe tenía una imagen negativa. Viajaba a un país fuertemente secularizado en sus élites y a la vez profundamente religioso en lo social. La religión tiene una presencia pública no institucional, pero pública y, por tanto, no discutida, a diferencia de lo que sucede en Europa. El viaje hizo visible un modelo de convivencia social respetuoso de la religión, y no sólo tolerante, y en un clima de libertad política y social.
¿Qué factores cree que contribuyeron a la imagen favorable del Papa en Estados Unidos?
Que lo vieron y lo escucharon. Casi sin filtros. Tengo la impresión de que el resultado hasta ahora de todos los viajes ha sido similar. Véase Turquía, Sydney o el reciente a Malta. Siempre el efecto es mucho más positivo que las expectativas enfatizadas dramáticamente por parte de algunos comentaristas que escriben en los medios de comunicación y que contagian un determinado clima de opinión a los menos informados o a quienes no estamos presentes en el lugar de los hechos.
En términos de imagen, en cuanto a lo que se puede medir cuidadosamente cosa nada sencilla pienso que se puede decir que el humilde coraje, la honradez y la sinceridad de Benedicto XVI en el enfrentar el grave problema de los abusos desde el comienzo de su mismo viaje y después lo continuó (todos recordamos bien la rueda de prensa en el avión y la respuesta franca y bien madura a las preguntas de un periodista) ha hecho más por la Iglesia en Estados Unidos que todo el trabajo de comunicación que se haya hecho en la realidad eclesial estadounidense. Sé que esto es una afirmación exagerada pero permítame a mí también abandonar el papel de estudioso de laboratorio y hacer un poco de argumentación.
Finalmente, ante la ola de información negativa contra la Iglesia y el Papa por los escándalos de abusos a menores ¿qué moralejas le deja esta investigación para la situación actual?
Como en el caso de la nube causada del volcán islandés, lamentablemente quedarán algunos residuos tóxicos en el ambiente, luego entre los menos superficiales quedará la conciencia de que tan débil sea el imponente sistema (de transporte en un caso, de los medios en el otro), luego tal vez quede en la conciencia y en las mentes que una palabra de verdad pesa más que el mundo, como decía Solzhenitsyn, y también, agregaría, la prueba de que un hombre justo es suficiente para confundir a quien no tiene la conciencia en su puesto (en ambas trincheras) luego quedará la certeza de que nos olvidaremos rápidamente estas y otras lecciones que hemos aprendido tan fatigosamente.
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