Arvo.net (Entrevista de Carlos Azarola)
Hoy en día educar bien a los adolescentes es todo un reto, una tarea realmente que vale la pena empeñarse en hacerla del mejor modo posible. Entrevistamos a José Manuel Mañú Noáin, profesor de Enseñanza Secundaria, autor de varios libros, entre ellos Cómo mejorar la educación de tus hijos (Ed. Eunsa), así como de varios centenares de artículos en periódicos y revistas de educación.
¿Cuáles son las características peculiares que se presentan en la etapa de la adolescencia?
La adolescencia es un periodo de turbulencias, con cambios físicos y psíquicos, que provoca grandes desconciertos en los adolescentes y en sus padres. A veces su final es claro, como el de un chico de 17 años que había pasado una adolescencia tormentosa, y que me preguntaba con cara de asombro, refiriéndose a su hermano de 16 años: "¿yo estaba el año pasado tan raro como está mi hermano ahora?" Otras veces la adolescencia se prolonga durante años.
Como sabemos, un primer rasgo a destacar al llegar a la adolescencia es pasar a discutir por sistema la autoridad de los padres. Durante la niñez se pasa por pequeñas fases de rebeldía, pero el adolescente va más allá y piensa de manera habitual que sus padres no le comprenden. Considera injusto que sus padres traten de orientar su vida, y confunde la libertad con la independencia.
El punto de referencia dejan de ser los padres para pasar a serlo la pandilla. El adolescente es un incomprendido y, como consecuencia, es rebelde frente al mundo que le rodea. Discute con pasión la hora de llegada a casa, los planes posibles con sus amigos para los que reclama permiso, el hacer un encargo en casa; las relaciones con sus hermanos es frecuente que sean agresivas...
Un segundo aspecto que se acrecienta es el sentido de la intimidad. El adolescente descubre su interioridad y la protege. Por eso es frecuente que comience a encerrarse en su habitación, no comunique lo que piensa y hace, etc. Se puede volver hermético en la relación con sus padres y contestar con monosílabos cuando se considera interrogado. Cuando piensa que se le está pidiendo una información que vulnera su intimidad o la de sus amigos tiende a contestar con evasivas o a rechazar la conversación.
Una tercera faceta es que no está contento con su cuerpo. Esto puede dar lugar a complejos, y, en casos extremos, a la anorexia o a la bulimia. Es necesario explicarle que esto que le pasa es normal y que el cuerpo encontrará su propio equilibrio en el desarrollo.
¿Qué aspectos te parecen más positivos de esta fase de la vida?
Destacaría el descubrimiento del sentido de la amistad. El adolescente valora mucho la amistad y realmente es capaz de crear lazos sólidos que pueden durar toda la vida. Es la edad para entender los grandes ideales de entrega a los demás.
También, por el fuerte sentido de la justicia que tiene, es muy fácil que entienda la solidaridad con los más necesitados: marginados, pobres, disminuidos, etc. Los que han pasado por experiencias de ayuda a los demás han quedado positivamente afectados. Conozco chicas y chicos que han participados en actividades con las religiosas de la Orden de la Madre Teresa de Calcuta y que les ha venido maravillosamente bien; varios la califican como la mejor experiencia de su vida.
Bastantes son idealistas, con lo mucho de bueno que tiene esto. Es verdad que hay algo de ingenuidad en sus planteamientos, porque les falta experiencia de la vida, pero no por eso tiene sentido destrozar su idealismo. Ya aprenderán, poco a poco, a darle la dimensión debida; mientras tanto conviene estar atentos para que nadie los manipule.
¿Algún otro rasgo que caracterice la adolescencia?
Es probable que disminuya su rendimiento escolar: La dificultad de la ESO es mayor que la de la Primaria, y su dispersión mental disminuye su capacidad de concentración. Además, descubre nuevos mundos más atractivos que los estudios, como son la música, los vídeo clips, la movida, etc.
Otro rasgo propio de un adolescente es la inestabilidad en el carácter y en los estados de ánimo. No saben cómo reaccionar ante lo que sienten dentro de sí y ante los estímulos externos. Aplicado a la adolescencia, podríamos decir que: lo que le pasa a un adolescente es que no sabe lo que le pasa. Se encuentran tan cambiados física y síquicamente que están desconcertados consigo mismos.
Son muchos los que recurren al alcohol o a otro tipo de drogas para afrontar situaciones que en condiciones normales les daría vergüenza. En esos casos el alcohol es buscado como un estimulante que permite superar resistencias internas. Es frecuente que comenten que beben por aburrimiento o porque si no estás en el punto es muy difícil participar en la movida. El abuso del alcohol tiene como finalidad el colocarse para estar a tono.
Un tercer rasgo frecuente es el de una crisis espiritual: así como no aceptan, generalmente, el principio de autoridad en sus padres, tampoco aceptan el principio de autoridad en la Iglesia. Se dan cuenta que ser cristiano consecuente es más difícil de los que les parecía de niños; y la labor de padres y educadores es ayudarles a vivir en cristiano la adolescencia.
Hablar «con» los hijos
¿Qué consejos darías a unos padres con hijos adolescentes?
El primero es conseguir hablar mucho con los hijos. No digo hablar a los hijos, sino hablar con los hijos. Que los hijos les expliquen las cosas nuevas que les están pasando, en su cabeza, en su corazón, lo que hablan en los descansos en el colegio o en el autobús, lo que hacen el fin de semana, qué piensan sobre esto y aquello. Recuerdo un padre que me pidió tener una conversación con su hijo en mi presencia; habló él solo y, desde luego, su hijo no se hizo el menor eco de sus argumentos que los habría oído montones de veces, sin que su padre se tomara la molestia de preguntarle qué pensaba de lo que le decía.
En segundo lugar, no sentirse en la obligación de dar soluciones para todo; no hay que agotar los consejos y procurar dar un margen a la decisión personal de cada uno. Son frecuentes las bromas entre los chicos por la multitud de consejos que les da su madre antes de ir de excursión.
También es preciso pasarlo muy bien con ellos; a los hijos les debe quedar el recuerdo de que con sus padres se lo pasaban muy bien. De que en su casa ha habido más risas que riñas.
Por último, saber decir no. En muchas ocasiones habrá que ser capaces de pasar un mal rato por el bien del hijo y hacerle ver que, aunque todos vuelvan a su casa a las tantas de la mañana o vayan a determinados lugares, él no debe de hacerlo. Es muy conveniente que los hijos sepan que los padres no se pliegan a todas las modas del ambiente. Hay que razonárselo hasta donde sea posible, pero hay que estar dispuesto también a ejercer la autoridad hasta sus últimas consecuencias, por el bien de ellos. Si no lo entienden ahora lo entenderán más adelante. Hay muchos adolescentes que piden aún sabiendo que lo que piden está mal, y en su fuero interno entienden que se les diga que no.
Conjugar cariño y exigencia
Entonces, ¿cómo se ejerce la autoridad con un adolescente?
Hay dos posibles peligros en el modo de ejercer la autoridad. Uno es utilizar un modelo excesivamente autoritario, que hoy día es rechazado por casi todos. Otro, mucho más real, es intentar comprar la paz familiar a base de ceder en todo y siempre. Hoy los adolescentes pelean menos con sus padres que hace veinte años; en muchas casas hay menos tirantez porque los padres han renunciado a exigir.
Conjugar cariño y exigencia podría ser la clave; suaves en la forma y fuertes en el fondo podría ser otra idea válida. Si les das cariño verdadero luego tu exigencia puede ser fuerte.
Solidez, coherencia, confianza
Comentabas que muchos factores negativos que rodean la adolescencia actual se pueden prevenir, ¿podrías explicar esto con más detalle?
Vamos entonces a desglosar una serie de ideas:
Tener una familia sólida se va a convertir en una de las mayores fortunas para una persona en las próximas décadas. La sociedad tiende a nivelarse social y culturalmente en entornos afines, pero el hecho de contar con una familia unida y bien avenida va a suponer uno de los aspectos decisivos para la vida de las personas.
Otra faceta, que ya hemos contemplado antes, es perder el miedo a exigir y a ejercer la autoridad en la familia. Pero para exigir con acierto es necesario ser coherentes y, por tanto, los padres deben exigirse a sí mismos en las cosas que piden a sus hijos. En una familia no se puede hacer teatro; al final la realidad de cada uno sale a la luz, todos se conocen como son, y, por tanto, es preciso el esfuerzo diario de los padres para ir por delante. Los adolescentes juzgan todo y, generalmente, sin misericordia.
Un rasgo necesario en la juventud actual es que aprendan a afrontar el sufrimiento. Se trata de que entiendan que las cosas valiosas requieren esfuerzo y constancia y que estén dispuestos a sufrir por conseguirlas. Ver cómo reaccionan los padres ante la muerte de un ser querido, ante un revés económico, en los pequeños contratiempos del día a día, etc., les permitirá asimilar una lección que se aprende mejor en la vida que en los libros.
Si todo esto se da en un clima de confianza, tenemos mucho ganado. Es de probada eficacia saber escuchar y tener paciencia. También es clave no estar siempre dando consejos y saber «perder el tiempo» con ellos, que no es perderlo sino ganar confianza. Si ésta existe, nos abrirán su intimidad y podremos ayudarles más eficazmente.
La tecnología al servicio de la persona
¿Cómo hacer frente a un ambiente adverso hacia los valores familiares?
Una prueba es el uso que, con frecuencia, se hace de la televisión. Si cuando los padres salen a cenar fuera los hijos ven programas inconvenientes, es señal de que no están asimilando los valores que procuramos que vivan. Por otra parte, es muy bueno que en el hogar se respeten el tiempo de conversación durante las comidas para enriquecer la vida familiar, evitando tener la televisión encendida.
Otro campo es el de las nuevas tecnologías: Internet, juegos de ordenador, "chatear", etc. Se pueden comparar todos estos medios a un coche muy potente, que tiene muchas posibilidades pero que no debe usarse sin la debida preparación y prudencia. No se puede ser ingenuos en un mundo tan agresivo para los valores familiares y personales. Hace poco me contaban de una chica adolescente que chateando había hecho unas amistades que la deterioraron profundamente; sus padres se dieron cuenta demasiado tarde.
La tecnología debe de estar al servicio de las personas, y por tanto debe ser usada en la medida en la que contribuya a mejorar las personas y la sociedad. Lo contrario es caer en la esclavitud.
Familia abierta
Pero es muy difícil alcanzar esto...
Efectivamente, la familia no se debe cerrar sobre sí misma, entre otras cosas porque los hijos necesitan amigos de su edad. Para esto existen los clubes familiares y juveniles de instituciones de confianza. Pienso que son una gran ayuda porque es necesario tener ámbitos de convivencia más amplios que el núcleo familiar; primero para que tengan la posibilidad de convivir con personas de su edad que comparten los mismos valores, y segundo porque les viene muy bien tener cerca personas jóvenes los responsables del club que les puedan servir como referencia válida en muchos aspectos de su vida.
Educar es siempre una labor de artesanía y más en la adolescencia; finalizaría aconsejando procurar tener siempre buen humor, paciencia y rezar diariamente por cada hijo para acertar en cada uno de ellos una buena educación.
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |