Dejan la residencia los secretarios del Papa y las religiosas que le atendían
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 12 abril 2005 (ZENIT.org).- El apartamento de Juan Pablo II ha sido definitivamente precitando y no podrá volverse a abrir hasta que sea ocupado por el próximo Papa, según informó este martes la Santa Sede.
Lo confirmó a la congregación general de cardenales, celebrada en la mañana de este martes, el cardenal...
Dejan la residencia los secretarios del Papa y las religiosas que le atendían
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 12 abril 2005 (ZENIT.org).- El apartamento de Juan Pablo II ha sido definitivamente precitando y no podrá volverse a abrir hasta que sea ocupado por el próximo Papa, según informó este martes la Santa Sede.
Lo confirmó a la congregación general de cardenales, celebrada en la mañana de este martes, el cardenal Eduardo Martínez Somalo, cardenal camarlengo, según aclaró Joaquín Navarro-Valls, portavoz vaticano.
El «cierre definitivo del apartamento pontificio» ha tenido lugar al ser «precintado con los sellos de la Cámara Apostólica», explicó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Se trata de una práctica establecida por el número 17 de la constitución apostólica «Universi Dominici Gregis» escrita por Juan Pablo II en 1996 para el período de la Sede vacante (tras la muerte del pontífice).
El documento indica que el camarlengo debe «sellar el estudio y la habitación del mismo pontífice, disponiendo que el personal que vive habitualmente en el apartamento privado pueda seguir en él hasta después de la sepultura del Papa, momento en que todo el apartamento pontificio será sellado».
El número 31 establece: «Después de la sepultura del Sumo Pontífice y durante la elección del nuevo Papa, no se habite ninguna parte del apartamento privado del Sumo Pontífice».
En el apartamento del Santo Padre vivían los dos secretarios del Papa, el arzobispo Stanislaw Dziwisz y el sacerdote ucraniano de origen polaco, monseñor Stanislaw Mietek, así como las cinco religiosas polacas, cuya superiora es sor Tobiana, que durante estos 26 años han atendido al pontífice.
Todos se han trasladado temporalmente a casas religiosas de la ciudad eterna.
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