El sida causó en 2004 más de 3 millones de muertes mundiales. En España, desde que comenzó el sida, más de 42.000 personas muy jóvenes también han fallecido. Muchas de estas muertes podrían haberse evitado si se hubiese actuado preventivamente con un enfoque conjunto de medicina basada en evidencias. El Día Mundial del Sida debe hacernos aprender de los errores. La transmisión heterosexual aumenta cada año, como lo hace el número de infectados (que no recogen con precisión las estadísticas españ...
El sida causó en 2004 más de 3 millones de muertes mundiales. En España, desde que comenzó el sida, más de 42.000 personas muy jóvenes también han fallecido. Muchas de estas muertes podrían haberse evitado si se hubiese actuado preventivamente con un enfoque conjunto de medicina basada en evidencias. El Día Mundial del Sida debe hacernos aprender de los errores. La transmisión heterosexual aumenta cada año, como lo hace el número de infectados (que no recogen con precisión las estadísticas españolas).
Miguel A. Martínez-González, Director del departamento de Salud Pública de la Universidad de Navarra
1 de diciembre de 2004 - La Gaceta de los Negocios (Madrid)
Sin negar las buenas intenciones de nadie, resulta paradójico volver a ver una campaña basada exclusivamente en el condón (que no es 100% seguro). Supone repetir un error trágico, que costará muchas vidas humanas. Esto es así porque en la comunidad científica actualmente hay acuerdo en que sin poner en primer lugar la promoción de la abstinencia y la fidelidad, de poco sirve el reparto de condones.
Esta es la base de la estrategia "ABC", que significa, por este orden, Abstinencia, fidelidad (de Be faithful) y sólo en tercer lugar el Condón. Así concluye el consenso que publicó hace pocos días la revista médica número 1 de Europa, Lancet (27-11-2004). Lo firman más de 140 personas de todo el mundo de reconocido prestigio. ¿Se ha enterado de esto el Ministerio de Sanidad al lanzar su campaña? Entre los firmantes se incluyen distinguidos investigadores sobre sida de universidades de renombre (California-S. Francisco, Cambridge, Berkeley, Harvard, Hopkins, London School of Hygiene & Tropical Medicine, Paris, Bruselas, etc.), directivos de ONU-SIDA y muchos, muchísimos, responsables de salud pública africanos. Y dos españoles, uno miembro del Departamento que dirijo. Lo firman también el Presidente de Uganda, un país que de verdad puede dar buenas noticias: la proporción de infectados bajó allí del 15% al 5% en la década de los 90, mientras que en todo su entorno aumentaba.
En Uganda no se repitió el error de basar la prevención sólo en repartir preservativos, sino en educar voluntades, insistir a los jóvenes en el retraso de relaciones, reducir el número medio de parejas y fomentar la fidelidad a una pareja mutuamente fiel y no infectada. Uganda no invirtió más en preservativos, sino en educar en abstinencia a jóvenes y en fidelidad monógama a mayores. Esto es realista. No me digan que no lo es, porque sería como decirme que no es realista pedir a nadie que deje de fumar. Los resortes son los mismos: fuerza de voluntad y crear un medio favorable. Decir que los obispos no conocen la realidad de los jóvenes, es olvidar que la prevención debe adelantarse y abarcar a toda la población, no sólo a unos cuantos con conductas permanentes de alto riesgo y que no quieren salir de ellas.
Insisto en que no dudo de la buena intención del Ministerio, que es loable, pero parece que las buenas intenciones no bastan para dar prioridad ni a la lógica, ni al sentido común, ni a la evidencia epidemiológica. La comunidad científica mundial se atreve a hablar de fidelidad y abstinencia y rechaza la polarización del enfoque. Pero en España, el Ministerio parece empeñado en diseñar campañas al margen del consenso mundial ¿Es que interesa más halagar el oído de simpatizantes ideológicos que prevenir con efectividad? El sida y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) no se contendrán, si no se tiene en cuenta toda la estrategia "ABC". No sólo es el sida, son también otras ETS mortales como el cáncer cervical por papilomavirus, donde el condón no sirve. O el creciente número de abortos, porque el preservativo está fallando también en eso. Son motivos más que suficientes para que los responsables políticos se replanteen el diseño que han hecho. Su propuesta no es segura, ni eficaz y está obsoleta. Pienso que verles rectificar será cuestión de tiempo. Afortunadamente, al final, la verdad sale adelante.