almudi.org La paz mundial no se puede construir al margen de las religiones. Francisco Javier de la Torre
Francisco
Javier de la Torre desenmascara los modelos «liberales» de diálogo
interreligioso.
MADRID,
viernes, 17 septiembre 2004 (ZENIT.org).-
El filósofo y teólogo Francisco Javier de la Torre ha denunciado en un libro de
reciente publicación la marginación del papel de lo religioso en los grandes
foros internacionales de decisión y la vana pret...
almudi.org La paz mundial no se puede construir al margen de las religiones. Francisco Javier de la Torre
Francisco
Javier de la Torre desenmascara los modelos «liberales» de diálogo
interreligioso.
MADRID,
viernes, 17 septiembre 2004 (ZENIT.org).-
El filósofo y teólogo Francisco Javier de la Torre ha denunciado en un libro de
reciente publicación la marginación del papel de lo religioso en los grandes
foros internacionales de decisión y la vana pretensión de construir una paz
mundial al margen de las religiones.
En un mundo donde la palabra «diálogo» es utilizada y usada para casi todo, el
volumen «Derribar las fronteras. Ética mundial y diálogo interreligioso»
(Editorial
Desclée De Brouwer) pretende darle un
contenido mínimo a esa actividad del espíritu, de tal manera que podamos
dignificar los auténticos diálogos y sospechar de la retórica superficial de los
que la utilizan ideológicamente, como explica su autor en declaraciones a Zenit.
De la Torre (Zaragoza 1965), profesor de Filosofía del Derecho, Deontología
Jurídica y Ética de la empresa en la Facultad de Derecho de la Universidad San
Pablo-CEU de Madrid, considera que las «fronteras» de las que habla en su libro
son de dos tipos: «internas y externas».
«Las internas son todas nuestras incapacidades para entrar en diálogo profundo
con todos los hombres. El diálogo, más allá de ser una palabra de moda, no es
una tarea fácil y requiere una ascética interior para integrar la verdad del
otro dentro de mi verdad».
«Lo cierto es que no son muchos los que tienen el don y la gracia de poderlo
hacer en profundidad, de habitar en tierras de frontera, de salir de la propia
tierra aunque como nos dice el Papa Juan Pablo II en "Redemptoris missio" 57
"todos los fieles y las comunidades están llamadas a practicar el diálogo,
aunque no al mismo nivel ni de la misma forma"».
«Las fronteras externas son las divisiones arbitrarias y tajantes con las que
parcelamos y dividimos el mundo y la acción del espíritu en él», advierte.
En este sentido, De la Torre critica en su libro «los modelos “liberales” de
diálogo que bajo un falso respeto por la pluralidad imponen la uniformidad
moderna. Este reduccionismo se puede descubrir sobre todo en las postura de John
Hick y, en menor y diferente medida, Paul Knitter».
«Éstos afirman que las religiones son diversas máscaras que revisten la realidad
del único misterio, son como diferentes caminos que conducen al centro,
diferentes valles que conducen al centro o distintas ramas que llevan al tronco.
La religión es así un mero medio, un ropaje que envuelve la auténtica
experiencia religiosa que está en el fondo», aclara el autor.
«Este esquema creemos que es rechazable por muchos motivos. Simplificando y
resumiendo un poco. El primer motivo es la reducción de la religión a mero mito
que hay que desmitificar para llegar a la verdadera profundidad. El lenguaje,
los ritos y los actos religiosos son periferia, máscara, cáscara frente al
centro y el núcleo que es una experiencia común del misterio», explica.
«Segundo es la reducción de la religión a mera verdad práctica en la medida que
la religión es verdadera en la medida que nos descentra o nos libera del dolor,
la pobreza o el deterioro medioambiental. Los mitos valen por la práctica que
generan», según estas concepciones «liberales», sigue aclarando.
En tercer lugar, «ese modelo "pluralista" paradójicamente es uniformador y
estéril moralmente pues no ayuda al encuentro y diálogo entre religiones
diferentes» al uniformizarlos, sigue aclarando el autor.
Según De la Torre Juan Pablo II ha aportado dos ideas fundamentales al diálogo
entre religiones y culturas.
La primera, indica, está expuesta «ya en 1979, en "Redemptor Hominis" (n. 6)»,
cuando «afirma sin ambigüedades la actuación del espíritu más allá de los
confines visibles del cuerpo místico.
«Juan Pablo II hace una comprometida pregunta: “¿No sucede quizá a veces que la
creencia firme de los seguidores de las religiones no cristianas, --creencia que
es efecto también del Espíritu de verdad, que actúa más allá de los confines
visibles del Cuerpo Místico-- haga quedar confundidos a los cristianos, muchas
veces tan dispuestos a dudar en las verdades reveladas por Dios y proclamadas
por la Iglesia, tan propensos al relajamiento de los principios de la moral y a
abrir el camino al permisivismo ético?"».
El autor ilustra la segunda aportación del Papa citando el discurso que
pronunció ante la Curia en 1986 después del encuentro de Asís con los
representantes de otras religiones, recuerda.
«En este discurso , Juan Pablo II afirmó que el fundamento teológico del diálogo
es el “misterio de unidad” existente entre los cristianos y no cristianos,
unidad universal basada en el común origen y destino de toda la humanidad por la
creación, la redención de Cristo y la presencia activa del Espíritu en toda
oración sincera», recuerda.
El autor concluye que el diálogo interreligioso forma parte de la labor
evangelizadora de la Iglesia: «El Espíritu no tiene fronteras. Condujo a Jesús a
la samaritana, a la mujer siro-fenicia, a la mujer cananea que tiene una hija
endemoniada, al centurión romano».