Entrevista con el periodista Carlo Climati.
Ciertos grupos de rock e Internet, así como la curiosidad y a buenas dosis de relativismo moral, son actualmente puertas de acceso de los adolescentes al satanismo, alerta en esta entrevista a Carlo Climati, periodista italiano y escritor, especializado en este tipo de fenómenos.
Italia aún está conmocionada por el hallazgo, a principios de mes, de los cuerpos sin vida de Chiara Marino y de Fabio Tollis, de 16 y 19 años respectivamente. Habían sido vistos por última vez en enero de 1998 con otros miembros de su banda de rock «Las Bestias de Satán». Los investigadores aseguran que han sido víctimas de un homicidio «ritual».
Este es el contexto en el que Climati –autor del libro «Los jóvenes y el esoterismo: Magia, satanismo y ocultismo: la patraña del fuego que no quema»– describe los pasos de acercamiento de los adolescentes al satanismo y propone las formas de detectarlo y prevenirlo.
¿Cuál es el grado de difusión del fenómeno del satanismo juvenil?
Se trata ciertamente de un fenómeno en gran crecimiento y difícilmente controlable. Lo definiría sobre todo como un satanismo «hecho por uno mismo», que los jóvenes practican partiendo de la escucha de cierta música rock y navegando por Internet.
Naturalmente, no hay que caer en el error de generalizar y condenar toda la música rock. Pero al mismo tiempo hay que ser realistas y darse cuenta de que ya el rock satánico mueve un volumen de negocio de miles de millones. Demasiados cantantes difunden la no - cultura de la violencia, de la droga y del odio.
¿De qué forma puede un adolescente entrar en contacto con el mundo del satanismo?
Es un proceso de acercamiento que sucede «en fases» y que se puede explicar fácilmente con la gran familiaridad de los jóvenes con las nuevas tecnologías y los medios de comunicación.
La primera fase, generalmente, consiste en el simple y banal interés por un cantante «satánico». El joven, al principio, compra sus CDs y se apasiona por su música. Pero luego siente la necesidad de saber más de él.
El segundo paso es el conocimiento de los textos de las canciones y el consiguiente acercamiento a una filosofía de vida transgresora.
La tercera fase es la compra, por parte del joven, de revistas musicales que hablan de su cantante preferido. Últimamente, en ciertos periódicos rock, no se habla sólo de música, sino también de satanismo y esoterismo. A veces incluso se indican direcciones de sectas satánicas o de sitios de Internet de cantantes vinculados con el mundo del ocultismo.
Así, para conocer más, se entra en la cuarta fase: la búsqueda en Internet. Partiendo de la simple curiosidad por los sitios de cantantes de rock satánico se corre el riesgo de, después, pasar a un interés por las páginas de auténticas sectas, o bien por los grupos de discusión frecuentados por satanistas.
La quinta y última fase es el contacto directo del joven, a través del correo electrónico, con una secta o algún cultor de magia negra.
¿Cuál es la filosofía del satanismo juvenil?
En el análisis de este fenómeno es muy importante ir en profundidad. No hay que detenerse sólo en episodios de violencia o en ritos macabros que se ejecutan en los bosques.
Me interesa sobre todo subrayar la idea del «Haz lo que quieras», una invitación al relativismo moral y a una vida sin reglas. Es la presunción del hombre que quiere ponerse en lugar de Dios y vivir bajo la enseña del propio placer egoísta.
Además, en la base del satanismo está la muerte de la esperanza. La invitación a replegarse sobre uno mismo y a creer en nada, en el hecho de que la vida es sólo una jungla en la que los más fuertes triunfan sobre los más débiles.
Desgraciadamente, muchos jóvenes parecen estar fascinados por ciertas filosofías horribles. No es difícil encontrarlos, de noche, fuera de locales que proponen este tipo de música. En general, van vestidos de negro. A menudo tienen los brazos marcados por pequeñas heridas que se provocan ellos mismos.
Estos cortes son un signo de rendición, de pesimismo. Simbolizan, tal vez, otras heridas más profundas, que son las de la vida de todos los días. Una vida frecuentemente marcada por la incomunicabilidad, por la falta de diálogo en familia, por las dificultades en el colegio o en el trabajo.
¿Cómo se puede combatir el fenómeno del rock satánico?
La solución está en habituar a los jóvenes a tener un mayor sentido crítico. Los chavales no deben «beber» de modo pasivo todo lo que dicen ciertos divos de la música rock. Debemos ayudarles a reflexionar, a entender, a rechazar a quien promueve la no - cultura de la muerte.
No hay que dejarse atrapar por ciertas filosofías horribles. Si un cantante promueve la violencia, ya no debemos comprar sus discos. Dirijamos nuestros aplausos a aquellos artistas que comunican mensajes positivos y a favor de la vida. Los buenos ejemplos no faltan. Basta con buscarlos.
Es ésta la vía que hay que recorrer para cambiar los equilibrios del mercado discográfico. Un mercado a menudo despiadado que apunta a hacer dinero a costa de los jóvenes.
Antes de comprar un CD, aprendamos a preguntarnos qué tipo de ideología está detrás y qué mensajes querría transmitirnos. De otra forma, los cantantes de rock satánico continuarán ocupando los primeros puestos de las clasificaciones, imperturbables.
ROMA, jueves, 10 junio 2004 (ZENIT.org)
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