Almudi.org Células madre: manipulación de embriones y del debate
El reciente fallecimiento del ex
presidente norteamericano Ronald Reagan volvió a traer a primer plano de la
actualidad la cuestión del alzheimer y la investigación con células troncales
obtenidas mediante la destrucción de embriones. En efecto, su mujer Nancy,
admirada por su ejemplo de entereza durante la enfermedad, ha venido criticando
la decisión del también republicano presidente Bush de acoger...
El reciente fallecimiento del ex
presidente norteamericano Ronald Reagan volvió a traer a primer plano de la
actualidad la cuestión del alzheimer y la investigación con células troncales
obtenidas mediante la destrucción de embriones. En efecto, su mujer Nancy,
admirada por su ejemplo de entereza durante la enfermedad, ha venido criticando
la decisión del también republicano presidente Bush de acoger la propuesta de
la Comisión Kass y oponerse al empleo de fondos federales en la investigación
destructiva con embriones. Tras la sentida muerte del ex presidente, con cierto
oportunismo, un grupo de científicos y artistas de cine han vuelto a la carga
con el tema.
José Miguel Serrano Ruiz-Calderón
23/06/2004.- No deja de ser
paradójico que el hombre al que llamaba la atención que todos los partidarios
del aborto hubiesen ya nacido y que intentó el cambio de la mayoría que impuso
el aborto en el Tribunal Supremo, sea utilizado para favorecer la reducción de
los embriones humanos a la condición de objetos que serán destruidos para
investigar.
En España, la pasada campaña
electoral mostró cómo el debate sobre la destrucción de embriones se intentaba
manipular para atribuir a la oposición el carácter de organización
supersticiosa que por razones religiosas no aceptaba los beneficios de la
ciencia. El argumento ha sido utilizado en menos de un mes por el ministro de
Justicia, la ministra de Sanidad, la vicepresidenta primera del gobierno, el
eurodiputado Borrell y el propio primer ministro Rodríguez Zapatero. En su
actitud sectaria les basta tachar un argumento como religioso para librarse de
tener que aportar la carga de la prueba en la modificación legislativa. En
definitiva, si los creyentes se oponen por la razón que sea a la investigación
destructiva con embriones humanos, es síntoma de que deben realizarse las
prácticas.
Paralelamente, el Stem Cell Group
del International Centre for Life, de la Universidad de Newcastle (Gran
Bretaña), ha solicitado a las autoridades británicas, específicamente a la
Human Fertilisation and Embriology Authority, que se autorice un experimento
que incluye un intento de clonación humana por un procedimiento similar al de
la oveja Dolly. En palabras de su promotor, Miodrag Stojkovic, la intención es
la terapia de la diabetes. Pero los críticos, como David King, del grupo
científico Human Genetics Alert, han señalado el nulo efecto terapéutico del
experimento que se pretende. Hace más de dos años que Gran Bretaña decidió
autorizar la posibilidad de clonación humana –precisamente durante el debate en
la ONU–, de momento con fines experimentales. Otros países como Corea del Sur o
Singapur tampoco recogen la protección del embrión en este punto y hasta ahora
lo único que tenemos son experimentos sin aplicación directa o mediata en la
terapia de una serie de enfermedades, desde la diabetes al alzheimer, que de
forma arbitraria se han ligado con la destrucción embrionaria.
Si en su momento la excusa
reproductiva permitió a un grupo de investigadores manipular la vida humana en
sus fases iniciales, de una forma que no hubiese sido posible sin esta
coartada, ahora nos encontramos en un nuevo peldaño de este proceso. Con fines
experimentales, sin suficiente desarrollo en modelos animales y sin explorar
las alternativas del uso de células procedentes del propio sujeto adulto, se
quiere avanzar en la destrucción del estatuto del embrión humano.
Para ello se pretende rodear el
obstáculo de la protección constitucional del embrión, que no tiene carácter
supersticioso, a menos que lo tengan los propios conceptos de persona, dignidad
humana o derechos inalienables. La pretensión investigadora, que sigue la
lógica productivista de la fecundación asistida, y los fuertes intereses
ligados a los laboratorios, no son las únicas razones de este proceso.
Especialmente en España, los laicistas pretenden desviar la atención de las
cuestiones constitucionales y de derechos humanos para crear una especie de
polémica religiosa, tal como han hecho con la educación e incluso con la
objeción de conciencia.
Por supuesto, hay razones políticas
en este súbito entusiasmo por un tipo de investigación frente a otras. Se
quiere colocar a la oposición en una postura incómoda, supuestamente alejada
del centro político, sabiendo que no está dispuesta a iniciar una polémica de
derechos humanos en este punto, como mostró su candidato en los pasados
debates. Igualmente, se crea un tópico político, que no implica coste
económico, en el que se juega con los conceptos de progreso y reacción, y donde
el progreso es la reducción de sujetos de la especie humana a la condición de
objetos productivos, mientras se manipulan las expectativas de los enfermos.
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