La confianza es uno de los cimientos sobre los cuales se edifican las relaciones humanas
Para la sociología, la filosofía, la pedagogía y la psicología, la confianza es la creencia de que una persona será capaz de actuar de manera adecuada ante una determinada situación. Para muchos es una hipótesis sobre la conducta futura del otro.
Según la psicóloga Adriana Guraieb, es uno de los cimientos sobre los cuales se edifican las relaciones humanas. Creer en el otro otorga la posibilidad de confiar sin que ello signifique una garantía de veracidad. "Si los seres humanos fuéramos totalmente transparentes ni siquiera haría falta la confianza, pero como no siempre somos del todo sinceros, es necesario apelar a este sentimiento", aseguró a Infobae la experta.
Es considerada una actitud básica porque preside la interacción de todas las actitudes humanas y es necesaria para usarla en "dosis" según nuestros vínculos y criterio, según la experta. En cada caso, es preciso poseer una porción de seguridad en la comunicación con otra persona y depositar en ella cierto grado de confianza.
En el psiquismo humano, coexisten fuerzas contrarias que interactúan constantemente
"Es el termómetro de la implicación y la vinculación que tenemos con los demás y, si en algún momento hay una mentira y la confianza está consolidada, entonces la persona sabrá y podrá esperar, preguntar, entender y, si hiciera falta, perdonar. Es necesario atreverse a dar, darse y otorgarse una segunda oportunidad, antes que criticar herir o cortar una relación, desde luego todo con un límite de respeto y dignidad con el otro", afirmó Guraieb.
Aunque es necesario tener un cierto grado de confianza para vivir con menos miedo ante los acontecimientos más triviales, como compartir con un desconocido un ascensor, subir a un taxi o saber que los productos que se compran son de buena calidad. De no ser así, viviríamos "acorralados" por el pesimismo y la incertidumbre.
En contraposición está el exceso de confianza. Puede ser considerado directamente un factor de riesgo porque esa persona puede no ver la realidad, ya que está montado en una arrogancia y soberbia que lo llevan a no cuidarse y no prevenir situaciones que puedan pasarle en el campo laboral, emocional y económico.
En la confianza intervienen también la calidad de los vínculos amorosos de la primera infancia, es decir, que el tipo de relación que haya tenido con sus padres o aquellos adultos que los criaron, determinará su relación que tengan a futuro con sus pares. Esto vale para los grupos de amigos, compañeros de trabajo o las parejas.
La confianza se renueva en la adolescencia cuando el adolescente se enfrenta al mundo extrafamiliar, momento en el cual es importante confiar en que el adolescente podrá cuidarse por sí solo. Confiar en uno mismo requiere un cierto grado de autoestima, de quererse lo suficiente como para querer lo mejor para uno", detalló Eduardo Tesone, psicoanalista y miembro titular de la APA y Full Member IPA.
Y agregó: "Pero lo mejor para uno puede ser muy variable. De ahí la conveniencia de conocer su propio deseo, dentro de un marco ético, para orientar sus elecciones y no quedar alienado por algún mandato familiar que fuerce las mismas. Si la persona deja de lado su deseo, respondiendo al deseo del otro para sentirse amado, muestra poca confiabilidad en sus propias decisiones".
Siguiendo la misma línea, el psicólogo Andrés Rascovsky afirmó a Infobae que existe un concepto psicoanalítico que se llama "confianza básica". El mismo proviene de la relación madre- hijo y fue acuñado por Erik Erikson, en su Teoría del Desarrollo de la Personalidad, en la cual hace referencia al sentimiento de seguridad que adquiere el infante en su vínculo con los demás y con él mismo.
"Una madre lo suficientemente buena instala esa sensación en el niño, ya que responde a los pedidos y exigencias. La madre es quien tiene un radar perceptivo y va interpretando todo lo que su hijo necesita. Posteriormente se suma el padre, pero la mujer es la que fortalece y le da base a esa confianza", detalló Rascovsky.
Por eso, la manera en la que este vínculo haya sido construido influirá en el tipo de relación que ese niño que años después será adulto, tenga con los demás. Si esa edificación de confianza fue eficaz, no presentará ningún inconveniente. Todo lo contrario sucederá con aquellos que hayan fracasado en esto. De aquí radica la importancia de poder brindarle a los niños seguridad.
Alana Gorski, en infobae.com
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