En los medios de comunicación -prensa, radio y televisión- se ha difundido la noticia del hallazgo de una copia del Evangelio de Judas, original griego traducido al copto. Los comentarios periodísticos -avalados por National Geographic- resaltan la novedad del descubrimiento y ofrecen explicaciones absolutamente desatinadas. Se hace una presentación de Judas en la que aparece una imagen que contrasta con la historia real del conocido personaje histórico: el discípulo que entrega, en connivencia ...
En los medios de comunicación -prensa, radio y televisión- se ha difundido la noticia del hallazgo de una copia del Evangelio de Judas, original griego traducido al copto. Los comentarios periodísticos -avalados por National Geographic- resaltan la novedad del descubrimiento y ofrecen explicaciones absolutamente desatinadas. Se hace una presentación de Judas en la que aparece una imagen que contrasta con la historia real del conocido personaje histórico: el discípulo que entrega, en connivencia con los sumos sacerdotes, con los ancianos, con los escribas y los fariseos, al Maestro, a Jesús; así aparece en los cuatro evangelios: la narración de la traición del discípulo Judas.
Las noticias sobre este texto circulan con titulares que desfiguran el significado y sentido propio de una conocida versión heterodoxa, acerca de Judas, de un movimiento o grupo sectario de los primeros siglos cristianos. Se trata del movimiento gnóstico, cuyos miembros reclamaban para sí un conocimiento especial (gnosis) del hecho cristiano que contrastaba con los hechos históricos objetivos de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y de sus discípulos. Es el grupo o movimiento sectario cristiano más conocido e importante por la influencia que ha tenido en los primeros siglos del cristianismo. Amplia fue su difusión literaria. Su característica principal es la utilización del mito como género literario para exponer su concepción sobre la creación, la historia y la interpretación de los textos bíblicos: el significado oculto de los nombres, la relación con el pensamiento filosófico, etc.
En concreto, las noticias sobre el Evangelio de Judas, perteneciente a los gnósticos, son antiguas y muy conocidas. Basta con recoger literalmente alguna referencia a este propósito transmitida por san Ireneo, un autor del siglo II, que hace acopio de todas las versiones no ortodoxas sobre la historia del cristianismo y sobre el pensamiento cristiano. En su magna obra (Contra los herejes, libro I, cap. 31, par. 1), san Ireneo escribe a propósito de un grupo denominado los ofitas: «Sostienen que Judas el traidor conocía con precisión estas cosas, siendo el único entre los apóstoles en poseer este conocimiento. Por esto obró el misterio de la traición, por el cual fueron disueltas todas las realidades terrenas y celestiales. Y aducen una falsificación, adjudicándole el título de Evangelio de Judas».
Un escrito atribuido al autor africano Tertuliano -el Pseudotertuliano- amplía esta noticia: «Los que tal afirman defienden también a Judas el traidor, describiéndolo como admirable y grande a causa de los beneficios que acarreó al género humano. Algunos creen que se debe rendir acción de gracias a Judas por este motivo. Judas, advirtiendo que Cristo quería destruir la Verdad, lo entregó, para evitar la destrucción de aquélla. Otros opinan de modo diverso: las potestades de este mundo no querían que Cristo sufriera la pasión, para que al género humano no se le ofreciera salvación por medio de su muerte; entonces, velando por la salvación del género humano, Judas entregó a Cristo. Así la salvación, obstaculizada por las potencias que se interferían para que Cristo no sufriera pasión, no pudo ya impedirse en absoluto».
Por ceñirnos únicamente a san Ireneo. En otros lugares señala cómo los gnósticos aludían a la apostasía de Judas como el símbolo del drama sufrido por el duodécimo eón en la explicación del mito cosmológico (I,3,3; II,20,2 y 4).
La tradición no heterodoxa, es decir, el sentir de la Gran Iglesia, era transmitida por san Ireneo, en el siglo II, con estas palabras: «En efecto, Judas, uno de los discípulos de Jesús, habiéndose comprometido con los judíos y habiendo sellado con ellos un pacto -de hecho sabía que lo querían matar-, y porque había sido reprendido por Él, aceptó los treinta denarios del país y le entregó a Cristo...» (Demostración de la predicación apostólica, 81).
En conclusión: la noticia sobre el llamado Evangelio de Judas no es noticia nueva. La propagación y alcance que se ha querido dar a este hallazgo indica el olvido y sorprendente desconocimiento de la investigación sobre los orígenes del cristianismo. Muchas son las páginas que se han escrito sobre esta interpretación sectaria de Judas, su alcance simbólico y mitológico. Ésta que dan ahora los medios de comunicación españoles es, efectivamente, una noticia que no lo es. Y lo que sí es noticia, el verdadero Evangelio (buena noticia), ¡la Noticia por excelencia que celebramos solemnemente en la Iglesia estos días!, se esconde, o se manipula. Como decía Chesterton, cuando se ha dejado de creer en Dios, ¡que lo tenemos delante!, «ya se puede creer en cualquier cosa».
Alfonso Simón
http://www.alfayomega.es/