Sus palabras fueron “redondeadas” para darles ese toque contundente que luce mejor en un titular
Hemos leído en muchas noticias esta semana que el Papa prefiere a un ateo que a un cristiano hipócrita. Sorprende que un planteamiento tan exquisitamente religioso haya capturado el interés de medios que no suelen hacerse eco de temas tan confesionales.
La noticia era la homilía de la misa matutina en la residencia de Santa Marta. “El Papa: es mejor ser ateo que católico hipócrita”, fue el titular más difundido, junto con otro menos contundente gracias al “sugiere”: “El Papa sugiere mejor ser ateo que católico hipócrita”. Una tercera modalidad fue: “El Papa sugiere que los ateos son mejores que los cristianos hipócritas”. Como algunos han hecho notar, en ningún momento el Papa dijo que sea mejor ser ateo que católico hipócrita. Sus palabras fueron “redondeadas” para darles ese toque contundente que luce mejor en un titular. Se refería al escándalo de la doble vida de algunos creyentes, que −puso como ejemplo− hace comentar a otros: “para eso, mejor ser ateo”. Francisco no ofreció ningún ranking…
A mi juicio, el éxito de este titular se debe a varias razones: 1) confirma que la hipocresía es uno de los rasgos más despreciables de la sociedad actual, algo compartido transversalmente; 2) gusta cuando el Papa arremete (presuntamente) contra “su propia Iglesia”; eso le da un ingrediente de conflicto que aumenta el interés, de ahí que se pueda caer en la tentación de retocar las expresiones para volverlas más eficaces; 3) la figura del creyente hipócrita es particularmente odiosa; 4) quien se califica como ateo −o agnóstico− también agradece un cierto reconocimiento (en este caso, “ser mejor” que otros). Considero que esta distorsión se podría haber evitado (como hicieron algunos, por ejemplo: “El Papa denuncia a los cristianos que llevan una doble vida”), pues al juntar en los titulares “católico” e “hipócrita” se refuerza un estereotipo injusto (aunque luego en el cuerpo de la noticia −mucho menos leído− se añadan los matices).
Diego Contreras, en actadiurna.org.