Al igual que Ulises, los protagonistas de estas historias consiguieron volver a casa después de un largo viaje, una Odisea que duró muchos años
Ítaca es algo más que una isla en el mar Jónico. Es el paraíso donde Ulises vivía feliz con Penélope y su hijo Telémaco. La tierra dulce de la infancia que un día le vio irse y, décadas después, le vio volver. Homero relató en La Odisea la aventura larga, ardua y peligrosa del héroe. Desde entonces Ítaca es el símbolo del viaje que te devuelve a casa.
Nuestros protagonistas vivieron su infancia en la Iglesia, en el terreno fértil y gozoso de la fe. Pero un día, como Ulises, decidieron abandonar Ítaca y estuvieron lejos mucho tiempo. Para algunos, la ausencia significó el abismo; para otros, el vacío; para todos, la nostalgia. Algunos renegaron de Ítaca, otros simplemente la olvidaron, algunos se quedaron por los alrededores. Pero todos, llegado un momento, decidieron volver. Regresar a la Iglesia. Pisar tierra firme.
Se ha marchado sin que nadie lo viera, sin que nadie le oyera, y a mí sólo me ha legado dolores y lágrimas… (Canto I – La Odisea).
No se habían secado sus ojos del llanto, y su dulce vida se consumía añorando el regreso… (Canto V – La Odisea).
Ahora te ordena que lo devuelvas lo antes posible, que su destino no es morir lejos de los suyos, sino ver a los suyos y regresar a su casa de elevado techo y a su patria (Canto V – La Odisea).
Respóndeme también a esto con la verdad, para cerciorarme bien si esta tierra, a la que he llegado, es Ítaca como me ha dicho ese hombre con quien me he encontrado al venir aquí (Canto XXIV – La Odisea).
Si quieres ver los vídeos en un solo documental, pincha aquí: “Documental: Regreso a Ítaca”.
Fuente: opusdei.org.