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Las mujeres tendrán más espacio en la Curia Romana, ha dicho el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, en una entrevista concedida a la RAI. Y ya algunos diarios lo han traducido como más poder o incluso como las mujeres conquistan los sillones de la Curia . Quizás sea hipersensibilidad, pero me parece que reducir todo a poder es la típica actitud de clásicas resonancias masculinas...
Sea como sea, lo cierto es que la presencia de mujeres entre los 2500 dependientes de la Santa Sede ronda hoy el 20% (en torno a quinientas). La de mayor graduación es una religiosa salesiana, Enrica Rossana, que ocupa el cargo de subsecretario (la tercera en la jerarquía) de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Según las normas del derecho canónico, algunas funciones como la de Prefecto y Secretario de una Congregación (los dos primeros cargos en la jerarquía de esos organismos)- implican una jurisdicción eclesiástica, por lo que se requieren las órdenes sagradas.
Pero esa limitación si queremos llamarla así- no afecta sólo a las mujeres, sino también a los laicos varones. Aun así, hay abundante espacio para la mujer en los organismos de la Curia Romana, cuya función es ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal. La prensa italiana ha subrayado que, desde hace años, algunas de ellas son más escuchadas incluso que algunos cardenales. Y se dan los nombres, entre otros, de la jurista norteamericana Mary Ann Glendon (en la foto), presidente de la Academia Pontifica de las Ciencias Sociales, y de la noruega Janne Haaland Matlary, consultora del Consejo Pontificio Justicia y Paz. Ellas y otras pesan hoy más por su autoridad que por su potestad. Se puede -y se debe- mejorar, pero no se parte de cero.