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Me ha llamado la atención que entre las tareas asignadas por el Papa al Consejo Pontificio para promover la nueva evangelización —del que ayer se anunció formalmente su institución— se menciona explícitamente la de "estudiar y favorecer la utilización de las modernas formas de comunicación, como instrumentos para la nueva evangelización".
No sé, obviamente, cómo se llevará a cabo esto y qué relaciones se establecerán con otros organismos vaticanos a los que también interesa este aspecto. Está claro, además, que la comunicación tiene muchos niveles y que cuando se habla de ella como instrumento para la nueva evangelización, no se quiere decir que "toda" la comunicación de la Iglesia tenga esa finalidad.
Parece evidente que la idea que está detrás de la creación de este nuevo organismo es la de promover una evangelización que vuelva a lo esencial, a la base de la doctrina, es decir, al catecismo. No se cree y no se vive lo que no se conoce.
Estamos, se dice, en la sociedad del conocimiento, de la información… pero el nivel de ignorancia —en lo que se refiere a los contenidos de la fe católica— es hoy llamativamente alto. Algo compatible con un fenómeno curioso: ser de hecho ignorante, y al mismo tiempo pensar que se conoce la doctrina católica. Se dice que lo que falla —más o menos en todas partes, y desde hace decenios— es la catequesis y la educación, que tienen siempre una dimensión personal que no pueden suplir "las modernas formas de comunicación".
Pienso que el valor específico de la comunicación a través de "medios" (los que sean) es llevar a cabo una tarea de purificación ambiental, de modo que también haya aire puro para respirar en el plano de la difusión de las ideas que circulan en lo que se llama "opinión pública"; es importante también para suscitar, al menos, interés o curiosidad por determinadas cuestiones o planteamientos vitales; para mantener la presencia pública de una visión cristiana de la vida, que no puede permanecer secuestrada en el ámbito privado mientras que otros planteamientos se apropian de toda la escena y se presentan como los únicos posibles; es importante también para decir a los que intentan vivir cristianamente que no están solos… Las posibilidades son casi infinitas y se diría que queda mucho por hacer.