MÉXICO DF, 23 Nov. 03 (ACI).-Al ordenar sacerdote a un indígena tsotsil, el Obispo de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, hizo una férrea defensa del celibato como entrega total al ministerio sacerdotal y explicó que no todos lo comprenden.
"Con frecuencia se dice que el celibato -masculino y femenino- es ajeno a la cultura indígena", indicó el Obispo en su homilía y aclaró que "el celibato perpetuo por el Reino de los cielos es extraño a toda cultura, también a la judía, a la griega, a la romana, a la europea y a la mexicana".
Ante la asamblea que participó en la ordenación de Manuel Pérez Gómez, Mons. Ari! zmendi explicó que el celibato "es un don, una gracia especial, que no cualquiera entiende ni practica. Es un estado de vida que los mismos indígenas aprecian mucho, como un signo de entrega total al servicio de la comunidad".
"Jesucristo decidió ser célibe. Su madre permaneció virgen. El apóstol Juan y San Pablo, colaboradores muy cercanos a Jesús, no se casaron. San Pablo recomienda la virginidad, para estar consagrados plenamente al Señor, sin divisiones", agregó el Obispo.
Dirigiéndose al nuevo sacerdote, el Obispo dijo: "Manuel, tu vocación, por tanto, no es para dominar a los demás, ni para hacerte rico, sino para servir".
"No te olvides de tu pueblo y de tu cultura tsotsil, que es una riqueza para la Iglesia.
Nuestra diócesis quiere ser fiel a su vocación de vivir en comunión; es decir, en común unión", señaló.
Asimismo, explicó que "hay diferentes culturas, diversas formas de pensar, tendencias distintas en la manera de vivir la fe y de llevar la pastoral, pero queremos amarnos como hermanos, respetarnos en nuestras legítimas diferencias, valorarnos unos a otros como un regalo para la Iglesia".
"Manuel, pídele al Espíritu Santo que te mantenga siempre fiel a tu vocación. Pídele que te ayude a ser muy semejante a Jesús, el buen pastor... Y para ser fiel a tu misión, es de primera importancia mantenerte muy constante en la oración y ser fiel en la Liturgia de las Horas", señaló.
Mons. Arizmendi afirmó que "Jesucristo, el sumo y eterno sacerdote, nos ha marcado la forma de ser cristiano, de ser catequista, diácono, sacer! dote y obispo. Jesucristo demostró su vocación de servidor hasta entregar su vida por nosotros en la cruz, y quedándose en los sacramentos, para seguir dándonos su vida, por medio de la Iglesia".
Por todo esto, "entre los servidores que más necesitamos, además de los diáconos, están los sacerdotes, pues hay parroquias que no tienen sacerdote, y otras que carecen de diáconos".
"Para tener más sacerdotes, es urgente que haya más seminaristas, candidatos célibes al sacerdocio, pues si no hay un mayor número de sacerdotes, es muy difícil que la Santa Sede me permita ordenar nuevos diáconos", indicó.
El Obispo señaló que "hacen falta también más religiosas, mujeres consagradas, sobre todo indígenas, para que el amor maternal de Dios se haga más presente en las comunidades" y destacó la urgencia de promover estas vocaciones.
Según Mons. Arizmendi, en las condiciones actuales "hemos de crear puentes de comunión, no descalificar personas, grupos o movimientos eclesiales, pues el Espíritu Santo lleva a su Iglesia por los caminos que Él quiere, que no siempre se identifican con nuestras preferencias personales. Nuestra diócesis quiere dejarse conducir por este mismo Espíritu Santo, para ser fiel al Evangelio".
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