Poco antes de la Comunión, el peluquero le hizo una herida, pero no se quejó. Y se lo ofreció a Jesús. No lo supo ni su mamá.
Para prepararse a recibir a Jesús, le decía: "Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza humildad y devoción con que os recibió vuestra santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos".
Josemaría, al recibir a Jesús le pedía muchas cosas: ayuda para quererle con toda el alma y a evitar cualquier pecado.
Nosotros podemos pedirle también que nos enseñe a querer a su Madre Santísima, la Virgen María, a San José, a nuestros padres y a nuestros hermanos como él los ama. A ser generosos para ayudar a todos. A vencer nuestro genio...
VAMOS A ADORAR A JESÚS SIEMPRE, como los ángeles.
Jesús nos dice:
TOMA, ¡CÓMEME! Y ¡HÁBLAME!
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