Josemaría le ha dicho Sí a Dios. Quiere ser sacerdote y pronto comenzará sus estudios. En octubre, tras acabar el bachillerato en el Instituto, ingresa en el Seminario.
Josemaría siente un fuerte deseo de acercar a Jesús a todas las personas. Cada domingo, los alumnos del Seminario salen a los barrios más pobres, donde les esperan casi cuatrocientos niños.
Josemaría enseña a los niños que Dios es nuestro Padre, que está en el Cielo... que nos quiere mucho y espera que seamos buenos hijos. Los niños se preparan muy bien para hacer su Primera Comunión.
A veces vienen contratiempos que, aunque le hacen sufrir, le ayudan a mejorar su gran amor al Señor y a los demás. —Cuando yo era joven y vivía en el Seminario de Zaragoza, tuve un disgusto muy gordo. Por aquellos días un profesor nos contó la siguiente historia:
«Había un hombre que tenía un molino de canela. Llegó un momento en que las piedras que utilizaba para moler se desgastaron y tuvo, como otras veces, que pedirlas a Alemania. Pasaba el tiempo y las piedras no llegaban. Un amigo del molinero le dijo entonces:
—Ve al río y busca unas piedras parecidas a las alemanas. Te las traes luego a casa y mandas a tu hijo que las coloque en el molino y les dé vueltas durante unos días.
Así lo hizo y, con gran sorpresa, vio que las piedras se habían ido puliendo unas con otras quedando la mar de lisas... ¡como las de Alemania!»
Al terminar, me dijo el profesor: «Así trata Dios a los que quiere... ¿Me entiendes, Escrivá?»
Estas palabras me hicieron un gran bien.
Si quieres saber más busca la página siguiente: Muere su padre