A los cuatro años, Josemaría es un niño alegre, listo y travieso. Le encanta ir al colegio y tiene grandes amigos con los que se divierte jugando. En el parvulario aprende a leer, a escribir y a hacer las primeras cuentas.
Una mañana una niña entró llorando en clase, después del recreo. - ¿Quién te ha pegado? le preguntó la profesora.- Ha sido Josemaría - dijo uno de los compañeros -. - ¡No! ¡Eso es mentira! ¡Yo no he sido! Josemaría es acusado y castigado injustamente. Pero el no quiere ser rencoroso. Se da cuenta de que la injusticia hace daño y no la desea para nadie. Ha aprendido la lección, y ya no la va a olvidar nunca.
Cuando Josemaría volvía del colegio, le gustaba jugar con sus hermanas y sus amigos. Sus padres le regalaron un caballo de cartón como regalo por su cumpleaños. - ¿Me dejas subir la primera? Preguntó Chon sonriendo. - ¡Ni hablar! Protestó Lolita - ¡Seré yo, que soy la más pequeña. - ¡Bueno, no os enfadéis! Montaréis las dos, dijo Josemaría. Y las pasea tirando de una cuerda. A Josemaría le gusta jugar con sus amigos al escondite, a la gallina ciega y otros juegos; y también le gusta sentarse en el balcón balanceando las piernas entre los barrotes y leer divertidos cuentos.
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