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Arropiero, el vagabundo de la muerte

Arropiero, el vagabundo de la muerte

Arropiero, el vagabundo de la muerte
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2009
  • Dirección: Carles Balagué
Contenidos V (varias imágenes), X (varias imágenes), D(algunos diálogos), F(humor negro que trivializa los asesinatos, ausencia de perspectiva ética en los análisis, visiòn deformada de la Iglesia Católica)

Reseña:

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Dirección: Carles Balagué
Guión: Carles Balagué
Música: Carles Pedragosa
Fotografía: Josep Gusí
Distribuye en Cine: Baditri
Duración: 80 min.
Género: Documental

Historia de un asesino 

    Manuel Delgado Villegas es el mayor asesino de la historia de España. Conocido como "el arropiero", confesó 48 crímenes, de los cuales sólo se probaron 7. El sobrenombre le vino por su padre, un vendedor de arrope. 

    Manuel llevó una vida errante por distintos lugares de la geografía española, así como de Francia e Italia. Por lo que parece, en todos los sitios en los que estuvo asesinó como mínimo a una persona, por los motivos más diversos. La película ofrece varios testimonios, algunos de las cuales son de hombres que lo conocieron personalmente, y otros de profesionales que han estudiado su caso. 

    Lo que puede parecer una historia similar a la de personajes tan famosos como Jack el Destripador, acaba teniendo un punto muy "typical spanish". Y es que esta historia tan trágica está aderezada con algunas notas de humor. Aunque parezca imposible, al espectador se le escapará una sonrisa en algún que otro momento de la historia. 

    Sobre todo cuando tiene la palabra el policía Salvador Ortega. Fue uno de los encargados de acompañar a Manuel para recrear sus crímenes. Cuando fue hecho preso en el Puerto de Santa María confesó tantos asesinatos, que la policía tenía que comprobar si realmente eran reales. 

    Para muchos de ellos se desplazaron a distintas ciudades. Salvador no sólo investigaba, sino que fue "la cuidadora" del asesino. El policía no oculta que llegó a tener un cierto grado de simpatía por el criminal. 

    Cita con cierta sorna algunas de sus frases, donde se alegraba de las personas que había matado. Y realmente, no deja de ser gracioso, hasta que vuelves a la realidad y comprendes que Manuel realmente mató a todas esas personas. Un aspecto sobre el que no cabe hacer ninguna gracia. 

    Este documental relata las andanzas del Arropiero a través de jugosos testimonios de policías, psiquiatras, juristas y vecinos que le trataron, y del propio asesino que vierra la película con una patética declaración desde el manicomio en que murió en 1998. El resultado es interesante, pero algo supeficial y morboso, pues Balagué carga la mano en los detalles más truculentos,  presenta su análisis psiquiátrico y policial sin una sólida perspectiva moral, recurre a veces a un humor muy negro y muestra con poca sutilieza su antipatía hacia el franquismo y la Iglesia Católica. (Decine21 / Almudí JD-AC)


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